lunes, 5 de mayo de 2014

Francia: Después de las municipales se abre una nueva etapa para el Frente de Izquierda

 

 

Hénin-Beaumont del PCF al FN, un cambio radical

Francis Sitel · Mariano Bona · · ·

La situación política francesa se encuentra en un contexto europeo dominado por las consecuencias de la grave crisis económica en la que el capitalismo global ha entrado desde 2008. Las principales características de la situación son observables en muchos países: aplicación de políticas de austeridad brutales que provoca el repudio de los gobiernos que las ejecutan o crisis políticas; ascenso de la extrema derecha y aumento de las tensiones sociales (repliegues xenófobos y racistas ...), la resistencia persistente de los pueblos y de los trabajadores ... Los movimientos sociales no han encontrado hasta ahora los medios de una respuesta coordinada a nivel europeo contra las políticas de austeridad implementadas por los gobiernos bajo los auspicios de la Comisión en Bruselas. Pero movilizaciones de gran alcance, como las habidas en Grecia, Portugal y España en las últimas semanas, demuestran que el pulso no ha terminado.

Elecciones municipales: la crisis democrática se agrava

En este contexto, las elecciones municipales en Francia han puesto de manifiesto una profunda crisis política y social. La situación francesa se caracteriza en particular por una fuerte crisis democrática, impregnada del mal funcionamiento de un sistema representativo asfixiado por la lógica del presidencialismo y el bipartidismo, que ya no satisface las aspiraciones de participación política expresadas en los últimos años. La abstención masiva, especialmente de la izquierdo, es el síntoma más fragante. La política de Hollande ha causado decepción y confusión en quienes se movilizaron para sacar a Sarkozy. El electorado socialista en algunas zonas históricamente de izquierdas, se encuentra desamparado. Y esa brecha, cuando Hollande está decidido a continuar e intensificar con Manuel Valls las políticas neoliberales, puede hacerse más profunda en los próximos meses y años y provocar una crisis política.

La profundidad de la crisis democrática ha contrapesado en muchas ciudades el impulso de los factores locales que buscan la renovación de los equipos municipales, que en algunos casos llevan varios mandatos sucesivos. Esta tendencia se combina con la aguda conciencia de la creciente desigualdad que se ha desarrollado desde hace veinte años entre las regiones, sobre todo entre las que se consideran "atractivas", "competitivas" que se benefician de recursos económicos, sociales y culturales en el contexto de un capitalismo globalizado cada vez más competitivo, y las percibidas como "abandonadas", marginadas. Este importante cambio, que refleja las transformaciones profundas de la sociedad francesa durante estos veinte años, están provocando evoluciones políticas de fondo. Y, mientras que el gobierno Hollande quiere dar un nuevo impulso al desarrollo de las ciudades, es un tema importante del debate político por venir.

Un paisaje político sacudido

La abstención masiva de la izquierda ha permitido a la derecha, sobre todo la UMP y la UDI, obtener muchas victorias y conquistar decenas de municipios. Sin embargo, la derecha francesa no ha salido de la profunda crisis en que la sumió la derrota de Nicolas Sarkozy. Las imputaciones judiciales y político son una amenaza constante para sus principales dirigentes, que compiten ferozmente entre ellos, sobre todo tras las elecciones municipales, cara a las elecciones presidenciales de 2017. El Frente Nacional de Marine Le Pen sigue implantándose y ha ganado bastantes alcaldías. Su éxito electoral, a menudo gracias a veteranas figuras locales enfrentadas a líderes nacionales llegados en paracaídas, testimonia que su implantación está progresando entre los sectores cada vez más diversos. Al mismo tiempo, más allá del discurso de Marine Le Pen que intenta "normalizar" a su partido y trivializar el significado de los votos del Frente Nacional, el programa político de los alcaldes y electos del FN se basa principalmente en la búsqueda de chivos expiatorios (roms, inmigrantes, musulmanes ...) y exacerba las divisiones sociales. Esto exige iniciativas a gran escala de todas las fuerzas de izquierda, asociaciones, sindicatos y partidos para frenar el crecimiento de las ideas reaccionarias.

A la izquierda, el Partido Socialista está en una profunda crisis, provocada por la pérdida de miles de electos, y la perspectiva de nuevas pérdidas en el próximo Senado, elecciones cantonales y regionales. Al mismo tiempo, la crisis es aún más fuerte, por que el debate político en el Partido Socialista está limitada por la lógica presidencialista de la Quinta República, en la que todo depende de la buena voluntad y las posibles inflexiones que pueda decidir el Jefe del Estado. Europe Ecologie, que ha logrado crecer electoralmente demarcándose aparentemente del PS, decidió no participar en el gobierno dirigido por Manuel Valls, sin dejar de considerarse parte de la mayoría presidencial. Se trata de un acontecimiento político importante a la izquierda, que abre un nuevo período de debates y confrontaciones políticas sobre la necesidad de una alternativa política a la austeridad y los medios a poner en práctica para hacerla posible.

La situación es aún más inestable porque el nombramiento de Manuel Valls como primer ministro es una bofetada de François Hollande a los votantes de izquierda. El nuevo gobierno tiene como objetivo aplicar abiertamente el enfoque liberal defendido por François Hollande, pero incluyendo figuras de la izquierda del Partido Socialista como Arnaud Montebourg o Benoît Hamon. Sin embargo, la aplicación del Pacto de Responsabilidad, que requiere cinco años de austeridad que degradaran las condiciones de vida de las clases trabajadoras, puede alentar muchas recomposiciones y rupturas en el campo político. En estas circunstancias es aún más importante concretar un proceso de unidad de las fuerzas políticas y sociales de izquierdas que se oponen a la austeridad.

El Frente de izquierda ante las municipales

Donde presentó listas con todos sus componentes, el Frente de Izquierda obtuvo unos resultados electorales que reflejan la adhesión de una fracción de las clases trabajadoras a un proceso de ruptura con las políticas neoliberales de François Hollande. Sin embargo, las elecciones municipales han puesto de manifiesto problemas políticos complejos que han debilitado enormemente al Frente de Izquierda. Es necesario hacer un balance de las contradicciones que han surgido y que no van a desaparecer terminadas las elecciones. Muy al contrario, requiere de un avance político del Frente de Izquierda y desarrollar nuevas respuestas.

Desde su creación en 2009, la política del Frente de Izquierda se ha escrito paso a paso. Esto ha exigido redefinir ante cada nueva secuencia política los objetivos y los objetivos políticos compartidos por todos sus componentes. Las elecciones municipales en 2014 abrieron en el seno del PCF un debate, que aún no ha terminado, sobre los diferentes enfoques de la política de unidad y que cuestionan la estrategia de la Unión de la Izquierda practicada durante más de 40 años. La hipótesis de construir otro “Frente de Izquierda", sin la dirección del Partido Comunista, presentada por el Partido de la Izquierda ha aumentado la fragilidad del Frente de Izquierda, una cuyas dificultades es la debilidad de sus raíces a nivel local, y de las experiencias de políticas municipales alternativas. Después de las elecciones municipales, cientos de electos del Frente de Izquierda, que se sientan juntos en los consejos municipales, habrán de compartir propuestas y serán esenciales a la hora de desarrollar un patrimonio político común que fortalezca desde la unidad nuestra apuesta común.

La continuidad del Frente de Izquierda, en las próximas elecciones y movilizaciones será absolutamente necesaria, pero no suficiente. El Frente de Izquierda debe encontrar la forma de no quedar atrapado en el estrecho nicho, demasiado limitado, del antineoliberalismo, y ser portador de un auténtico proyecto social, que sitúe en primer plano “la gente primero” y capaz de reinventar una nueva esperanza entre las clases populares. Ello requiere un trabajo de elaboración política, ideológica y cultural que implica un debate entre las concepciones de todos los componentes del Frente de Izquierda y por la apertura y el intercambio con las fuerzas de los movimientos sociales, los ciudadanos de los barrios populares, y las energías disponibles en el mundo de la cultura y los intelectuales ... Tras las elecciones europeas es urgente comenzar a trabajar en este sentido.

Construir una mayoría alternativa: ¿cómo avanzar?

El Frente de Izquierda ha definido en un documento común, adoptado en enero de 2013, objetivos políticos comunes para construir una alternativa a la política social-liberal de François Hollande: "impulsar la confluencia de una mayoría" para formar"un verdadero gobierno al servicio del pueblo y sus necesidades sociales y ambientales. " Este objetivo es más relevante que nunca. Pero la complejidad a la que el Frente de Izquierda se enfrenta hoy, a través de múltiples tensiones que le atraviesan, no es la oposición entre dos estrategias completamente contradictorias que eventualmente producirían su explosión, sino la dificultad de definir iniciativas concretas, las posibles medidas, que permitan avanzar hacia este objetivo. El objetivo común da coherencia al Frente de Izquierda, pero la cuestión de "cómo" llegar a él es una fuente de dificultades.

Las iniciativas adoptadas por el Frente de Izquierda - las grandes manifestaciones populares, los Encuentros de Montreuil de junio de 2013 para "cambiar de rumbo en Francia y en Europa", son puntos de apoyo para avanzar en esa dirección, pero aún son embrionarios en relación a lo ambicioso del objetivo. La salida del gobierno de Europe Ecologie, los debates en la izquierda del Partido Socialista, las contradicciones del NPA (Nouveau parti anticapitaliste), así como los debates que se desarrollan en una parte del sindicalismo y de los movimientos sociales, demuestran que el terreno político de la izquierda no es fijo. La evolución de las fuerzas políticas y sociales no es lineal. Pueden producirse rupturas. Pero la construcción de una alternativa no es una cuestión de mecano entre las fuerzas políticas. El reto es la creación de un frente político y social, un "frente del pueblo", como afirma el texto estratégico del Frente de Izquierda.

La iniciativa de la manifestación del 12 de abril contra la austeridad mostró cambios aún parciales, pero muy importantes en los movimientos sociales. Mientras François Hollande intenta atraer a una parte del movimiento sindical a su pacto con los empresarios, la búsqueda de iniciativas comunes contra la austeridad ha cobrado impulso después de las manifestaciones de Marsella en enero y de Toulouse en marzo. La participación de sectores del movimiento obrero (sobre todo de la CGT, pero también del FSU y de la Solidaires) y de las asociaciones en un evento convocado por las fuerzas políticas es un punto de apoyo para hacer surgir en la sociedad una confluencia amplia y duradera contra la austeridad. Es esencial promover la experiencia de movilizaciones comunes, la convergencia entre las fuerzas de los movimientos sociales y las organizaciones políticas, lo que permitirá la auténtica construcción de iniciativas comunes que respeten al mismo tiempo la autonomía de cada uno.

Las próximas elecciones europeas del 25 de mayo de 2014 son una prueba política decisiva para asentar al Frente de Izquierda como una fuerza de propuesta alternativa a la crisis económica. La campaña del Frente de Izquierda no debe limitarse a una repetición de la que se realizó hace cinco años. El Frente de Izquierda debe ser más ambicioso. La posición que aporta es ahora más conocido y es mejor identificada por sectores del mundo del trabajo y los jóvenes. El texto de orientación política que ha aprobado desarrolla propuestas para la ruptura con la Europa neoliberal y la refundación de una Europa de los pueblos que no este sometida a las finanzas. Apoya, con otras fuerzas del Partido de la Izquierda Europea, a Alexis Tsipras como su candidato a la presidencia de la Comisión Europea, lo que refuerza la credibilidad y la coherencia de su campaña. El Frente de Izquierda debe ser una herramienta de participación popular. Es vital para crear una alternativa en Francia y en Europa.

Francis Sitel y Mariano Bona son miembros del Frente de Izquierda y participan en sus corrientes Ensemble! y Unitaire(s)

Traducción para www.sinpermiso.info: Enrique García

Sinpermiso electrónico se ofrece semanalmente de forma gratuita. No recibe ningún tipo de subvención pública ni privada, y su existencia sólo es posible gracias al trabajo voluntario de sus colaboradores y a las donaciones altruistas de sus lectores

No hay comentarios:

Publicar un comentario