jueves, 13 de diciembre de 2012

La Europa inservible (*)

09DIC2012

 

por Rafael Poch / La Vanguardia.com

Domingo, 09 de Diciembre de 2012 15:05

La Europa inservible (*)

Su necesaria refundación no vendrá del “más Europa” que se pregona desde Bruselas y Berlín, sino de una rebelión popular cuyo marco solo puede ser nacional.

Vamos a hablar del proyecto europeo, de porqué esta Unión Europea, tal como está diseñada, es inviable e inútil para afrontar los retos del siglo. Por “retos del siglo” entiendo el calentamiento global, el auge demográfico, el “pico” petrolero y los problemas globales de dominio de unos países sobre otros, de pobreza y de desigualdad, combinados con una mentalidad caduca que tiende a seguir “resolviendo” todas esas cuestiones con métodos militares en un mundo atiborrado de armas de destrucción masiva capaces de anular toda vida en el planeta. Esos retos claman una “nueva civilización” y una Europa como la que tenemos es un claro impedimento a ella.

Así que vamos a hablar primero de las razones que hacen inviable desde ese punto de vista a la actual Unión Europea, luego, de la respuesta ciudadana que habría que dar a esa realidad y acabaremos con una reflexión sobre la violencia y los riesgos que tal respuesta comporta para quienes la asumen. Pero antes de entrar en esa crítica, quisiera subrayar la importancia de que haya en Europa algún tipo de pacto y estrecho vínculo internacional.

El motivo es que, desde el punto de vista de la historia universal de la guerra y la paz, Europa es la parte más guerrera y violenta del mundo. En los últimos quinientos años la historia europea salta de una guerra a otra, especialmente en los dos siglos que van de 1615 al fin de las guerras napoleónicas en 1815. En ese periodo las naciones europeas estuvieron en guerra una media de sesenta o setenta años por siglo. Luego hubo un poco más de paz hasta 1914, si olvidamos la guerra de Crimea o la franco-prusiana, pero en ese periodo Europa continuó culminando la exportación de guerra y genocidio hacia fuera de sus fronteras con el holocausto colonial- imperial que fue la conquista del mundo no europeo. Además, en ese periodo de relativa paz interna Europa inventó la industrialización y con ella industrializó la guerra lo que la convirtió en algo mucho mas destructivo. Dos guerras mundiales de inusitada mortandad e incubadas en y por Europa, fueron el resultado.

La Unión Europea se creó, precisamente, para remediar la crónica pelea continental, que después de la Segunda Guerra Mundial ha dado lugar a 67 años de paz, una paz, sin embargo, tutelada por dos superpotencias en tensión nuclear, es decir una paz bajo vigilancia y presidida por un factor, el de la destrucción masiva, que representa el escalón superior de la estupidez humana.

Así que tengamos bien presente este dato sobre la Europa guerrera violenta y dominante a la hora de criticar el actual proyecto europeo.

I)   Todavía en 2003 Jürgen Habermas, el principal filósofo alemán vivo, pudo escribir un libro titulado “El occidente dividido” y ser tomado en serio. Su contexto era la desavenencia entre una parte de la Unión Europea, su matriz franco-alemana, y la administración Bush durante la segunda guerra de Irak. Y su fundamento era la exaltación de los “valores diferentes” –y por supuesto mejores- que Europa decía representar comparada con Estados Unidos.

En esa comparación, Europa era un continente de paz y de cultura, con apego a la nivelación social y al estado asistencial, regido por el derecho internacional y no por la ley del mas fuerte, es decir centrado en la diplomacia y no en la guerra, y tolerante y no fundamentalista en materia religiosa.

En países como China, esa desavenencia de 2003 estuvo en el centro de la discusión internacional de los dirigentes de Zhongnanhai, el Kremlin de Pekín. La posibilidad de que Occidente, aquel bloque que crucificó a China en el XIX, pudiera partirse en dos y se convirtiera en dos polos con intereses globales y recetas diferentes, es decir en algo más débilque lo anterior, era sumamente interesante por las mayores posibilidades y márgenes de acción que podía reportar en la multipolaridad a los países emergentes.

Ahora sabemos que aquella desavenencia, con su discurso narcisista y embellecedor de la Unión Europea sobre sí misma, es un fraude y que las esperanzas de una divergencia trasatlántica que tanto interesaron en China fueron un espejismo. La actual crisis nos ofrece una perspectiva mucho más real y un espejo mucho más fiel de la realidad europea.

Constatamos que esa Europa “autónoma y mejor” y preconizadora de “otros valores”, ha apoyado, colaborado y participado en casi todo lo que reprochaba a su pariente histórico de ultramar. Es decir Europa sigue siendo imperialista y sus debilitadas naciones se unen, precisamente, para poder seguir siéndolo. Veamos la lista:

-Durante veinte años se ha excluido a Rusia de cualquier esquema de seguridad continental. Es decir se ha impedido cerrar la relación de guerra fría con el extremo oriente de Europa, tal como quería el malogrado proyecto de Gorbachov. La ampliación al Este de la UE se hizo sobre un guión supervisado en Washington, según el cual el ingreso en la  OTAN era la antesala de la Unión Europea.

- En cuanto la URSS dejó de ser percibida como amenaza, Europa se lanzó a la guerra. Doce días después del ingreso de Polonia, Hungría y Chequia en la OTAN, comenzó la campaña de Kosovo para acabar con Serbia como estado regional anómalo para la nueva disciplina continental. El belicismo y la manipulación mediática adquirieron en Europa niveles que se creían exclusivos de Estados Unidos. Por primera vez desde Hitler, tropas alemanas participaron, en los Balcanes, en un conflicto, y nada menos que en nombre de la prevención de nuevos Auschwitz y “genocidios”.

-En Irak la divergencia franco-alemana con Bush no impidió una colaboración en toda regla a nivel de logística, servicios secretos, torturas y centros secretos de detención de la  “guerra contra el terror” que impide considerar como exclusivamente americanos asuntos como el de Guantánamo: los vuelos de la CIA atravesaron Europa desde Polonia hasta Rota, las cárceles secretas, las torturas y los secuestros implicaron complicidades de todo el mundo. Francia cedió su espacio aéreo para la campaña iraquí, los servicios secretos alemanes identificaron sobre el terreno en Bagdad los objetivos de los misiles del Pentágono y las bases alemanas fueron el principal nudo logístico de la guerra.

-En Palestina, la UE ha sido incapaz de trabajar para la creación de un Estado Palestino, sin duda la medida más eficaz contra el radicalismo islámico en todo el mundo y un imperativo moral incontestable. Por el contrario, ha ido incrementando unas relaciones privilegiadas con Israel y ha incrementado su complicidad con esa comedia que llaman “proceso de paz” en Oriente Medio, basada  en el apoyo al país ocupante y agresor.

- En Afganistán, la misma Europa que durante la guerra fría protestó y se negó a participar en Vietnam, se ha volcado con decenas de miles de soldados europeos metidos allá once años en esta guerra infame de treinta que no registra protestas. Aún más: los despliegues en el cuerno de África, la intervención militar en Libia y ahora en Mali, demuestran que el intervencionismo militar europeo no es una excepción puntual sino una tendencia consolidada.

-En Oriente Medio vivimos ahora las sanciones y amenazas contra Irán. Un intervencionismo creciente en la guerra civil de Siria que contribuye claramente a hacerla más sangrienta, que usa a fondo la habitual manipulación mediática y que da por completo la espalda a toda acción diplomática. El horizonte estratégico de este intervencionismo va más allá de Siria: complicar la vida a su aliado, Irán –objeto de sanciones por la sospecha de una ambición nuclear que, convertida en hecho conocido en el caso israelí se tolera sin problemas- y de paso complicar también el aprovisionamiento energético de China.

-Y todo esto está perfectamente interiorizado en el discurso europeo de la política exterior y de seguridad. En Alemania imponer el “acceso” (Zugriff) a los recursos energéticos globales es lo que da sentido a las misiones internacionales del Bundeswehr, afirma el discurso oficial. Hoy día no hay experto y analista de cualquier “centro de estudios estratégicos” del estáblishment, de Bruselas, Berlín o Londres, que no mencione el tema como algo rutinario, dando por supuesto que el militarismo es la respuesta a los retos del siglo. Lo llaman “nuevos desafíos” y la doctrina de la OTAN los quiere contrarrestar con acciones militares “preventivas” y “proactivas”, es decir agresiones, en todo el mundo.

Es decir, y concluyendo esta lista: en su relación con EE.UU, la Unión Europea desempeña en el mundo el papel que un primer ministro australiano definió para su país en Asia: el del “ayudante del Sheriff”.

Siendo imperialista y practicando un manifiesto vasallaje hacia Estados Unidos, la actual Europa no puede ser un polo de poder independiente y autónomo en el mundo multipolar y muchos menos un polo benévolo por otras razones.

En primer lugar, como ha apuntado Samir Amin, porque Europa no puede ser unos Estados Unidos de Europa. Por un lado carece de recursos naturales comparables a los de grandes países como Estados Unidos o Rusia. Por el otro,  a causa de su manifiesta falta de unidad interna, porque en Europa están presentes las tensiones y conflictos de intereses centro-periferia propios del desarrollo desigual. Europa contiene  zonas y países que son Norte -Alemania y compañía- otros que son Sur -España, Italia, Portugal- y otros que son patio trasero y tercera categoría: la Europa oriental y balcánica con Grecia incluida. (1)

En segundo lugar Europa no puede ser ni siquiera una federación unitaria porque no existe un “pueblo europeo”. La identidad europea no existe ni se la espera. Haciendo un gran esfuerzo, españoles, italianos, griegos y franceses, pueden alcanzar cierta afinidad identitaria apelando a aspectos de su común tradición (ibérica, católica, la herencia latina-románica, o al mediterráneo). A partir de ahí, y como dicen los chinos, “con la perspectiva de varias generaciones”, quizá pudieran embarcarse en algo juntos hasta el punto de borrar sus diferencias. Es una cuestión de imaginación. Pero imaginar eso mismo conjuntamente con los finlandeses, los alemanes, los húngaros o los británicos, es decir metiendo juntos a mediterráneos, vikingos y hunos, es superar los límites de la fantasía más atrevida.

Y en tercer lugar, la Unión Europea no puede funcionar como proyecto que valga la pena por el motivo que todos percibimos: porque su burocracia ha tenido la osadía de pretender que un billete de banco, asistido por un sistema sanguíneo-circulatorio compuesto por intereses empresariales multinacionales generalmente dominados por países del Norte europeo, podía ser el corazón de esa identidad de fantasía.

El resultado de esa osadía ha sido una especie de monstruo del Profesor Frankestein que ha acelerado la gran desposesión de soberanía que toda Europa siente hoy. Si la democracia en las naciones europeas, en el sentido genuino de “poder del pueblo”, ya era caricatura -en unas naciones más que en otras-, ahora resulta que nuestros imperfectos parlamentos ni siquiera tienen soberanía para decidir sobre presupuestos, o que las sacrosantas constituciones deben reformarse en veinticuatro horas por dictámenes que vienen precocinados desde Bruselas o Berlín y que son decididos por instituciones, como el BCE o la Comisión, que ni siquiera son electas.

Casi todas las propuestas que no parten de la propia burocracia de Bruselas para dar un aspecto humano a este monstruo son alemanas: la canciller Merkel desde la Alemania institucional y otros con pretensiones democratizantes e incluso rebeldes proponen lo mismo:más Europa, más integración europea para superar estos defectos. Habermas y otros quieren una Europa federal que resuelva internacionalmente esa devaluación de soberanía y democracia. Quieren convocar una “Asamblea constituyente europea” de hunos, vikingos y mediterráneos. El diputado verde Daniel Cohn-Bendit propone una Europa totalmente integrada compuesta por estados nacionales reducidos a la insignificancia. Es la única manera, dice, de afrontar el pulso mundial con las potencias emergentes. De lo contrario, advierte, “la influencia de nuestra civilización de dos milenios corre el riesgo de esfumarse”. El ex ministro de exteriores, Joshka Fischer, propone dar poderes dictatoriales a la Unión Europea… Los únicos que insisten en “más Europa” como fórmula para salir del hoyo son los alemanes. Hay que recordar que históricamente el discurso europeo de Alemania ha sido siempre entendido como el de una Europa germánica con los alemanes en el papel de dominante “Herrenvolk”. Una quimera hoy manifiestamente imposible.

Así que por todas estas razones (imperialismo, falta de autonomía y recursos, desigualdad interna, ausencia de un pueblo europeo y de identidad común, y por ser un androide empresarial) esta Europa es, a la vez, imposible e inservible para los retos del siglo.

Una vez constatado esto, y recordando aquello que hace importante y necesario un proyecto europeo común (impedir la pelea secular de sus miembros), no hay más remedio que plantearse la pregunta del qué hacer.

II) De lo que se trata es de realizar una refundación ciudadana del proyecto europeo.

De puertas afuera, esa refundación debe impedir la pelea europea. El proyecto europeo no debe tener más ambición mundial que una negación: la de no contribuir al imperio. Si el proyecto europeo ha de ser imperialista, no lo queremos.

De puertas adentro el marco de esta refundación no debe ser “más Europa”,  sino más soberanía popular-nacional.

Hay que dejar bien claro que el de la refundación ciudadana no es el único escenario de la actual crisis. De lo que aquí se habla es de lo que “habría que…”, no de algo que vaya a ocurrir inexorablemente. Presentimos que en Europa se está incubando una revuelta social mucho más importante de lo que hemos visto hasta ahora, pero nos encontramos en plena divisoria y tenemos datos que pesan tanto en la balanza de lo positivo y emancipatorio como de lo negativo y regresivo.

Por un lado tenemos el avance, en toda Europa, del chovinismo, la xenofobia y el desprecio por el débil y el emigrante, la ridiculización de la solidaridad y el afán de justicia (resumido en ese miserable concepto neocon que es el buenismo). Una perspectiva de la Europa parda de 1930, podríamos decir.

Por el otro lado tenemos el progreso de la protesta social y solidaria: Cuarenta  sindicatos en 23 países participaron el 14 de noviembre en una “Jornada de acción y solidaridad” sin precedentes en Europa. Cotejado con el tamaño y la virulencia de la enorme involución socio-laboral que sufre el continente aquello fue poco y desigual, muy poco. Pero eso ya no es Europa 1930, sino una perspectiva 1848.

La “primavera de los pueblos” de 1848 tambaleó el orden de la restauración absolutista del Congreso de Viena. Un orden absolutista en quiebra es aquel en el que una pequeña casta que acapara el grueso del poder la riqueza y los privilegios adopta decisiones que son vistas como injustas y erradas por la gran mayoría. No se trata del popular 1% contra el 99%, pero sí de algo muy polarizado como sugiere la creciente concentración desigual de la riqueza en Europa. Eso es lo que tenemos ahora.

¿Qué quiere decir una refundación ciudadana? Quiere decir una reconquista de la esfera económica y financiera que la política ha ido cediendo al capital en las últimas décadas. La UE ha sido diseñada como una autopista de la mundialización neoliberal. Pues bien, ahora se trata de combatirla con una desmundialización ciudadana que devuelva todo eso arrebatado a la política en los últimos treinta años, como dice Bernard Cassen.

Evidentemente todo esto plantea la pregunta del cómo.

Para eso es necesario crear un Frente Popular. Una gran unión, una gran alianza y un gran encuentro entre el mundo sindical, los subproletarios emigrantes y parados, la generación sin futuro y deshauciada, la gente mayor estafada tras una vida de trabajo, los sectores religiosos e intelectuales para los que la actual involución es intolerable desde el punto de vista de los principios éticos y morales.

Es fundamental la creación de nuevas fuerzas políticas y de programas. Hacen falta líderes, personas de todos estos ámbitos que representen y sean portavoces de esta refundación – de momento por ejemplo en Catalunya no tenemos líderes obreros ni sindicales dignos de tal nombre, pero curiosamente ha aparecido una de esas personas en el ámbito más inesperado: una hermana benedictina….

Esta refundación solo puede ser (en Europa y en el mundo) internacional e internacionalista, pero, a menos que queramos disolvernos en un sueño idealista de hermandad universal, su marco solo puede ser nacional.

Esa reconquista no puede hacerse en Bruselas, con su burocracia mucho más dominada por el lobbysmo empresarial que la de los estados nacionales, ni en el irrelevante Parlamento Europeo. El ágora, el punto de encuentro y la articulación de ese Frente Popular debe lograrse desde los respectivos marcos nacionales: entre comunidades de gente cercana unida por su marco geográfico y socio-laboral, su lengua su cultura y su común identidad integradora. La experiencia de los foros mundiales, tan interesante pero al mismo tiempo tan etérea e indeterminada, da mucho que pensar. Como ha dicho hace poco Oskar Lafontaine, “La Europa democrática empieza en casa”. Este marco nacional no es sustituto ni alternativa a lo internacional, sino mas bien su condición primera. (2)

Para acabar, una reflexión sobre la violencia.

III)   La Europa de hoy no es la del XIX, cuando cualquier avance social pagaba el precio de enormes cantidades de sangre y de violencia. En este continente mucho más rico, mucho más culto y demográficamente mucho más envejecido que el del siglo XIX, quien más quien menos tiene algo que perder. Eso sugiere que la no violencia popular tiene un nuevo sentido y grandes espacios a su favor.

Al mismo tiempo, la rebelión civíl y pacifica, el movimiento social transformador, no es ninguna broma postmoderna y on-line. Exige lo de siempre: compromiso, voluntad, organización y sacrificio. Y recoge represión y reacción. Es decir: hay que ser consciente de lo que significa decir no a una oligarquía absolutista.

La experiencia histórica más reciente nos avisa del enorme potencial de violencia y provocación que tiene el estáblishment. Los dos principales líderes antibelicistas del 1968 en Estados Unidos, Martin Luther King y Robert Kennedy, fueron asesinados. También lo fue el líder estudiantil más notable del 68 alemán, Rudi Dutschke, muerto de las secuelas de un atentado.

Hay que recordar también que la dictadura no es imposible ni una lejana reliquia histórica. Hace menos de cuarenta años la Europa del Sur, desde Portugal a Grecia pasando por España, estaba gobernada por dictaduras. Hace poco más de veinte toda la Europa del Este estaba gobernada por dictaduras comunistoides. Es decir: la mayor parte de Europa eran dictaduras hasta hace muy poco.

Y hay que volver a leer todo lo que expone el Profesor suizo Daniele Ganser en su libro de 2005 sobre Gladio, la cada vez más documentada evidencia de la manipulación directa del terrorismo de los años setenta y ochenta por grupos vinculados a la OTAN -los peores atentados en Italia, Bélgica y Alemania lo fueron. Volver a escuchar la opinión de algunos antiguos miembros de grupos alemanes violentos que hoy confiesan que seguramente su labor estuvo policialmente manipulada desde el principio. Analizar lo que sabemos de las protestas antiglobalización de julio de 2001 en Génova.  Lo que está ocurriendo ante nuestros ojos con los apoyos policiales y empresariales a la extrema derecha griega, o lo que se ha visto en España con los indignados… (3)

Hay que tener claro que cualquier presión hacia esa necesaria desmundialización ciudadana chocará, está chocando ya, con las habituales reacciones, tramas negras, represiones, manipulaciones mediáticas y juegos sucios. Repito: hay que ser consciente de lo que significa decir no a una oligarquía.

(*) Este texto sigue las notas de una conferencia pronunciada el 30 de noviembre en el Centre d´estudis Cristianisme i Justicia de Barcelona.

Notas

(1) Para la exposición de Samir Amin en castellano consultar Europa vista desde el exterior (en www.mientrastanto.org)

(2) El concepto desmundialización lo emplea Bernard Cassen. En L´heure de la démondialisation est venue,  Mémoire des Luttes  agosto 2011.

(3) El libro de Daniele Ganser,  La Operación Gladio y el terrorismo  en Europa Occidental,2005. Sobre el brutal aplastamiento de la pr

martes, 11 de diciembre de 2012

UN PREMIO INFAME



LA GRAN BANDERA PIRATA ESTÁ AQUÍ NO EN SOMALIA


 

10dic 2012
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Etiquetas: UE
Hoy se hace entrega del Nobel de la Paz a la Unión Europea (UE); todo un insulto al testamento del fundador de los premio, Alfred Nobel, que estipuló que“la totalidad de lo que queda de mi fortuna quedará dispuesta del modo siguiente: el capital, invertido en valores seguros por mis testamentarios, constituirá un fondo cuyos intereses serán distribuidos cada año en forma de premios entre aquellos que durante el año precedente hayan realizado el mayor beneficio a la humanidad”.  Y la UE no ha realizado, ni mucho menos, ese mayor beneficio.
La paz no es únicamente la ausencia de guerra, entendida ésta como el enfrentamiento bélico, sino la convivencia tranquila, sin tensiones provocadas, por ejemplo, por situaciones de desigualdad. Y precisamente la desigualdad se ha ido incrementando en los países de la Unión Europea de manera alarmante, incluida, la venerada Alemania. Sólo en los últimos años, la UE ha mirado a otro lado cuando países que la componen -entre ellos España-, iniciaron una guerra ilegal contra Iraq; no sólo ha obviado ocupaciones ilegales como la de Marruecos en el Sáhara Occidental sino que, además, la ha explotado con acuerdos de pesca ilegítimos; ha consentido deportaciones de gitanos rumanos; ha visto con buenos ojos el trato inhumano que reciben los inmigrantes en Grecia, muchos de ellos refugiados, con tal de que no avancen por Europa…
Ni siquiera hay igualdad de género, pues menos del 14% de los embajadores europeos y menos del 5% de los ministros de la UE son mujeres. Y ahora, por vía de la troika, la UE se ha convertido en una de las mayores generadoras de miseria en todo el mundo, desmantelando los Estados de Bienestar europeos para perpetuar el sistema de privilegios de la élite económica dominadora, destruyendo todas las conquistas logradas por la clase trabajadora durante décadas y entregando un cheque en blanco al empresario, legalizando la explotación. De hecho, nunca antes hubo tanta inseguridad jurídica como ahora en la UE, puesto que cualquier ley que suponga una garantía para los más desfavorecidos es susceptible de ser borrada del mapa, como se han encargado de hacer, entre otros, el gobierno de España con el aplauso de los Estados Miembro.
Por todo ello, más que el Nobel de la Paz, debería denominarse el Nobel de la Pez, ya saben, del meconio, de la primera defecación de los bebés. Sin embargo y aún después de lo expuesto, tampoco debería sorprendernos el premio, sobre todo si miramos a quién lo otorga. A fin de cuentas, es como si el gremio de ladrones nombra personalidad del año a Jaume Matas o Rodrigo Rato, por ejemplo, según sus criterios sin duda que lo son. Algo parecido pasa con el Nobel de la Pez, cuyo jurado es el Storting (Parlamento) noruego.
Noruega, en realidad, no forma parte de la Unión Europea. Nunca ha querido pertenecer -el último referéndum, en 1994, así lo ratificó- porque, de serlo, con total seguridad sería un donante neto. A fin de cuentas, es el sexto mayor exportador de petróleo del mundo y el segundo de gas; de hecho, la cuarta parte del gas natural que se consume en Europa es noruego. En lugar de ser un Estado Miembro, prefiere quedar al margen (de esa solidaridad) pero participando de pleno en el mercado común.
¿Qué pensaría Alfred Nobel si conociera este Premio a la UE? Seguramente le aterraría, pero no menos de lo que le aterraría su propio país, el que otorga los premios. Los Premios Nobel son, en realidad, fruto del remordimiento de un empresario que a su muerte se arrepintió de haberse hecho rico con la minería y a costa de las guerras (inventó la dinamita). En 2011 el Gobierno de su país exportó armas, municiones y otros materiales militares por casi 3.900 millones de coronas (algo más de 530 millones de euros), un 50% más que en 2010. Su propio ministerio de Exteriores admite que, por ejemplo en la guerra de Iraq, al menos 200 víctimas civiles murieron por armas noruegas.
Asi que, y con el antecedente de Obama, ¿de qué nos sorprendemos por que la UE sea Premio Nobel de la Paz? El año que viene, igual le cae al FMI, quién sabe


David Bollero

 

 

Diario Público 10 de 2012

lunes, 3 de diciembre de 2012

Las otras deudas

 

 

Ministerio de Economía

Carlos Taibo

Rebelión

Nada descubro cuando afirmo que estamos delante de una genuina estafa. En su versión más reciente, esa estafa se vincula estrechamente con la palabra deuda. Aunque nuestros gobernantes parecen empeñados en subrayar que arrastramos un grave problema de deuda contraída por las diferentes administraciones públicas, la realidad es muy diferente: hasta hace bien poco más de las cuatro quintas partes de la deuda española correspondía a agentes privados, entre los cuales despuntaban con claridad inmorales entidades financieras. Sólo una pequeña fracción de la deuda privada había sido contraída, entre tanto, por las unidades familiares.

En el meollo de la estafa mencionada despunta, claro, una circunstancia más: asistimos a un inmoral proceso de estatalización de la deuda privada que está en el origen de recortes y agresiones contra derechos. En virtud de la decisión asumida por los dos grandes partidos españoles, los desafueros cometidos por los responsables de bancos y cajas de ahorro los tenemos que pagar todas. No está de más que, en este terreno, recuerde lo que debiera ser evidente: mientras nuestros gobernantes acuden presurosos a salvar la cara a las instituciones financieras, no actúan de la misma manera con las familias. Ahí está, para demostrarlo, ese dato espeluznante que nos habla de nada menos que 350.000 desahucios.

Conviene agregar, con todo, un par de observaciones más. Si la primera subraya que nuestros gobernantes rechazan orgullosamente cualquier fórmula que implique una auditoría seria de la deuda, la segunda anota que en paralelo se niegan a aceptar lo que muchas entendemos que es la clave de la cuestión: la inexorable necesidad de distinguir entre deuda legítima --aquella que es razonable pagar-- y deuda ilegítima --la que, al haber sido contraída en virtud de la especulación y del negocio más rastrero, hay motivos poderosos para rechazar--. Para cerrar el círculo, en fin, estamos obligados a certificar un dato sangrante que ilustra de manera fehaciente la condición de quienes nos gobiernan: no hay nadie en la cárcel, sea por efecto de la desregulación general acometida en el último decenio --si desaparecen las normas desaparecen también los delitos--, sea como consecuencia de la nula independencia del poder judicial.

De todo lo anterior hay que extraer lo que a mi entender es una conclusión obvia: sobran los motivos para rechazar el pago del grueso de la deuda y para hacer otro tanto con las faraónicas ayudas que las instancias que están en el origen de ésta --bancos y cajas de ahorro-- siguen recibiendo. Como sobran las razones para dar réplica rotunda a las agresiones que el capital ha decidido sacar adelante al amparo de una nueva ola de la lucha de clases que nos retrotrae a etapas que muchos pensaban definitivamente arrinconadas por la historia.

Me importa subrayar, eso sí, y ahora cambio de tercio, que la negativa a sacarle las castañas a bancos y cajas de ahorro debe acompañarse de una actitud bien distinta en lo que respecta a otras deudas que, olvidadas, éstas sí, conviene pagar. La primera de esas deudas impagadas lo es con las mujeres. Víctimas de una atávica marginación, tanto en el orden material como en el simbólico, padecen a menudo una doble explotación: la que se verifica en el ámbito laboral convencional y la que se hace valer en el hogar de la mano de una economía de cuidados que recae de manera casi exclusiva sobre sus hombros. Nunca está de más recordar que el 70% de los pobres y el 80% de los analfabetos existentes en el planeta son mujeres.

La segunda de esas deudas que debemos asumir lo es con la mayoría de los habitantes de los países del Sur. En este caso lo que se impone es el recordatorio de las secuelas, dramáticas, de siglos de expolio de la riqueza humana y material que atesoran esos países. No vaya a ser que en el Norte opulento acabemos por reconstruir nuestros maravillosos Estados del bienestar a costa de ratificar atávicas relaciones de explotación y exclusión.

La tercera, y última, de las deudas que estamos obligados a considerar es la que tenemos con los integrantes de las generaciones venideras y, también, con las restantes especies que nos acompañan en el planeta Tierra. A unos y otras llevamos camino de entregar un planeta literalmente inhabitable, cautivados como estamos por los mitos del crecimiento, el consumo, la productividad y la competitividad.

Mientras rechazamos la deuda que nuestros gobernantes nos han endosado, hagamos por pagar estas tres onerosas deudas que cabo de mencionar.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Francia : el presidente sin gracia

 

Hugo Moreno · · · · · Sin Permiso

25/11/12

Presidente Hollande

Seis meses depués de la derrota de Sarkozy, la incertidumbre impera en el panorama político francés. El socialista François Hollande logró ganar en marzo, pero su gestión no suscita mayores expectativas. Al contrario, su cuota de popularidad cayó rápidamente. “El 64 % de franceses desaprueban la política de Hollande”, da cuenta Le Figaro, según un sondaje reciente. La evaluación del diario conservador vale lo que vale. Pero coincidiendo con otras estimaciones, el dato apunta a un hecho : ni Hollande, ni su primer ministro, Jean-Marc Ayrault, lograron capitalizar, en sus primeros meses de gestión, la victoria electoral.

Se puede decir, sin riesgo a equivocarse, que el “estado de gracia” duró muy poco, casi nada. Hollande apareció desde un principio como el “rey desnudo”: un presidente sin gracia. Para ningún observador avisado fue una gran sorpresa.

El voto por Hollande fue un voto negativo : el rechazo a la politica, los métodos, el personaje mismo, de Sarkozy. Fue un voto en contra, sin mayores ilusiones. Se estaba lejos del entusiasmo, la esperanza, así como las ilusiones de 1981, cuando laUnión de la Izquierda llevó a la presidencia a François Mitterrand. Los votos a Hollande los aportaron esencialmente el PS y sus aliados, una pequeña diferencia a favor contra Sarkozy. En la segunda vuelta, decisiva, el 11 % de los electores delFrente de Izquierda de Jean-Luc Mélenchon (PCF, Partido de Izquierda, Izquierda unitaria y otros), claramente delimitado a la izquierda del PS, tuvo un peso significativo.

Lo político fue polarizar entre izquierda y derecha, siempre pertinente. En concreto, saber definir quién es el enemigo. Se evitó así confundir campos opuestos, aunque sin ilusiones. Aun más cuando el peligro de la progresión del Frente Nacional (17 % de los votos) y la “lepenización” de una fracción importante de la derecha conservadora tradicional, aparecen como una real amenaza. Lamentablemente, un sector de la izquierda alternativa, en este caso la dirección del NPA, no fue capaz de hacerlo, provocando una nueva escisión en sus filas hacia el Frente de Izquierda y condenandose con su sectarismo al ostracismo. No hay solución política posible sin la participación en un amplio Frente de Izquierda, válido en toda Europa, siguiendo los ejemplos conocidos en Alemania, Grecia, España y Portugal. El repliegue conduce inexorablemente al aislamiento. Aun más cuando es la hora de la resistencia frente a la colosal y peligrosa ofensiva del capital.

El contexto de la crisis actual del sistema capitalista - la mayor en los últimos 50 años, al menos, para no evocar la tremenda de los años 30 del siglo pasado - es el decorado de fondo. Es cierto, como también que se la utiliza como un buen (pero falaz) argumento para los que aceptan que “no hay nada que hacer”. Para éstos solo queda la resignación, inclinarse a las leyes “económicas” - presentadas como inexorables, naturales y eternas - de “los mercados” o del “así lo exige la Europa”. Falacias, por supuesto, para desvirtuar con nubes de humo otra alternativa.

Felizmente, crece una revuelta a los estragos que causa el sistema, con gérmenes de generalización que probablemente modifiquen el panorama. Un ejemplo ha sido la huelga general europea del 14 de noviembre – un hecho inédito de enorme importancia –, un anticipo que puede abrir nuevos horizontes a la resistencia popular (ver las notas publicadas por Sin Permiso).

El descrédito de la socialdemocracia y el abandono de una política de reformas – que fue su razón histórica de existir – están presentes en el panorama actual. No se olvida como fueron enterradas, una tras otra, las promesas de 1981. Pocas quedaron. Y Mitterrand, otrora crítico de la V República, se acomodó muy bien a la función presidencial cuando llegó al poder. La república se fue configurando muy próxima a una monarquía constitucional. Conviene recordarlo.

Aún más cerca, el socialista Lionel Jospin –ex primer ministro de la “cohabitación” con Jacques Chirac- llevó a cabo la más importante ola de privatizaciones y el comienzo del desmantelamiento del Estado de Bienestar. El social-liberalismo había suplantado a la socialdemocracia tradicional, una ruptura política e ideológica con consecuencias nefastas (Grecia, Portugal, España, Irlanda, Italia...). Y otros escenarios, quizá peores, que se vislumbran en el horizonte.

La aceptación de la Europa neoliberal -desde Maastrich hasta el Tratado de Lisboa- fue la línea roja. La victoria del neoliberalismo se consumó con el sostén alegre de la socialdemocracia. ¿Qué gracia, pues, podía acordarse a Hollande, émulo de Blair, Schröder, Zapatero y otros? Ahora mismo, el gobierno socialista y sus tímidos aliados (los ecologistas) han mostrado su impotencia. Después de algunas primeras reticencias, cedieron frente a Angela Merkel y sus asociados. La aceptación de la Europa neo-liberal era patrimonio común.

Así, pesar de una fuerte oposición a la ratificación del Tratado europeo, incluída la importante movilización sindical del 30 de septiembre, nuevamente se encontró la forma de desconocer el reclamo popular (como en 2005 cuando se votó No en el referendo). Ahora, el Tratado europeo se impuso, con los retoques exigidos por la “Troika”, nuevamente por vía parlamentaria. Se aprobó con una alianza espúrea del gobierno socialista con la derecha: 477 votos a favor, 70 en contra (entre los cuales los diputados del Frente de Izquierda y, para su honor, 20 socialistas, 12 ecologistas, a los que se sumaron 21 abstenciones y 9 que no tomaron parte). El Senado aprobó en la misma línea : 307 a favor, 32 en contra.

El gobierno de Hollande –y es lo que realmente importa- aceptó la famosa y absurda “regla de oro”: reducir el déficit estructural y no pasar el 3 % del déficit presupuestario. En otros términos, aceptar la política de ajustes y austeridad, con las consecuencias conocidas por todos, siempre en detrimento de las clases populares. El gobierno socialista se ató así las manos. Los argumentos para justificar este hecho son variados, pero ninguno puede soslayar que se perdió una gran oportunidad para redefinir el juego. Los hechos son siempre más contundentes que cualquier discurso.

En lugar de llevar a cabo una política de reformas, no digamos revolucionaria, sino simplemente dar una patada en el tablero y redefinir las reglas de juego, que era totalmente posible, se dejó abierto el camino a la consolidación del nefasto “Merkozy”. Es decir, a la catástrofe anunciada.

Mientras tanto, la crisis que ya se abatió con ferocidad sobre varios países, no deja de golpear las puertas de Francia. Según el Instituto de estadísticas (Insee), en el tercer trimeste del año el paro sobrepasó el 10 % (10,2 exactamente). El desempleo oficial superó los 3 millones de la población activa (a los que hay que agregar un porcentaje que no figura en las estadísticas, pues simplemente dejó de contabilizarse). Los pronósticos no son mejores : se prevee una acentuación de la tendencia, y a fines de 2013, el mismo Insee avanza la posibilidad de un 12 % de desocupación. El hecho es que el cierre de empresas sigue su curso inexorable. En este contexto, hay que destacar las consecuencias extremadamente graves en que vive la población marginada, en particular la juventud de los barrios periféricos (el paro afecta a los jóvenes entre 18 y 30 años, pero más del 50 % a los habitantes de las cités).

El discurso de Hollande -y la práctica de su gobierno- se ajustan peniblemente a esta situación. El presidente evita el término “austeridad”, prefiriendo otros más suaves, pero ese es el sentido de su gestión : una permanente capitulación frente a las exigencias de los “mercados” y, finalmente, a la señora Merkel. Es Alemania quien tiene la batuta en la mano, al menos mientras la derecha conservadora siga en el poder. Sin embargo, los poderosos dueños del capital redoblan su ofensiva. A pesar del “crédito a los impuestos” adoptado por el gobierno para el próximo año –20 mil millones de euros favorables a las empresas, y aumento del IVA, que perjudica el poder de compra- un manifiesto firmado por 98 grandes patrones exige un pacto de “competividad”. Lo cual quiere decir bajar aún más los salarios, facilitar los despidos, aumentar el tiempo de trabajo, disminuir las “cargas sociales” (léase, terminar con los beneficios que aún disponen los asalariados). En el mismo sentido, se pronuncia Laurence Parisot, dirigente del Medef, la más grande asociación patronal. Con un cinismo que no sorprende, Parisot afirma que no habrá acuerdos con los sindicatos si éstos no aceptan una mayor “flexibilidad”. No se queda atrás la dirección de Renault, que recientemente amenazó con cerrar sus plantas en Francia si no se acepta un “acuerdo de competividad”. Evidentemente, es una ofensiva sin precedentes, como denuncia el conjunto de las organizaciones sindicales. Esta es una razón evidente para proseguir lo que se anunció el 14 de noviembre y las grandes luchas de los trabajadores y ciudadanos de Grecia, Portugal, España.

En estos días, la derecha conservadora francesa –la UMP– ha dado un espectáculo ejemplar de su propia descomposición. El ex primer ministro de Sarkozy durante los cinco años de su mandato, François Fillon, ha calificado los hechos relacionados con la elección de la presidencia del partido –disputada entre el mismo Fillon y Jean-François Copé– como una “ruptura política y moral”. Un verdadero acto devaudeville, de comedia ligera, si se quiere, donde se denuncian fraudes y turpitudes de todo tipo. Una pelea entre bandidos, que no nos concierne para nada, por supuesto. Salvo que es posible registrar un dato de suma importancia : la gangrena que está devorando al principal partido de la derecha a favor de la extrema derecha.

Pues si es verdad que las diferencias entre Fillon y Copé son escasas –más allá de sus respectivas ambiciones y egolatrías–, Copé es el defensor declarado de las posiciones más cercanas al Frente Nacional. No es casual que el ex consejero de Sarkozy, Patrick Buisson, ex director de Minute, pasquín de extrema derecha, forme parte de su equipo. Esta “derecha fuerte”, neoliberal, xenófoba y racista es un peligro. En las épocas de crisis mayor, cuando las sociedades se resquebrajan y los temores reales e imaginarios ganan espacio, no conviene cerrar los ojos cuando los cuervos se agitan.

París, 23 de noviembre 2012.

Hugo Moreno es miembro del Comité de Redacción de Sin Permiso

domingo, 18 de noviembre de 2012

LA IZQUIERDA Y LA CRISIS EN FRANCIA

 

La Mutualité, Paris

 

 

Mélenchon quiere luchar contra la austeridad

Raphaëlle Besse Desmoulières · · · · ·

Sinpermiso 18/11/12

Hubo un perfume de nostalgia, el viernes 16 de noviembre en París, en el gimnasio Jaoy donde Jean-Luc Mélenchon celebró un mitin. Allí estaba el tradicional "John Luuuc Mélenchooon", los gritos de "resistencia" de la gente y la corbata roja del veterano candidato del Frente Izquierda para las elecciones presidenciales.
Es cierto que el aforo no estaba tan concurrido como los mejores momentos de la campaña, las banderas comunistas no vinieron a llenar las del Partido de la Izquierda. Pero no importa, el diputado europeo ha ofrecido un discurso de una hora y media para "derribar la austeridad" después de una semana en la que el PG ha multiplicado las iniciativas sobre esta cuestión, incluyendo la presentación el lunes de un "contra-presupuestro".
La situación europea ha ocupado un lugar destacado en su intervención, él que fue a mostrar su apoyo a los sindicatos el miércoles cuando protestaban contra la austeridad en la convocatoria de la Confederación Europea de Sindicatos. "En cualquier momento, una extraordinaria crisis puede estallar", según juzgó. Para Mélenchon, después de Grecia, España y Portugal, "le tocará su parte a Francia", mientras que el viernes, el semanario británico The Economist dedicó un dossier a Francia bajo el título de "la bomba de relojería". Lógicamente, los líderes alemanes fueron atacados, con la canciller alemana en mente: "El gobierno alemán no tiene lecciones que darnos", dijo, denunciando "el pequeño equipo ciego, hinchado de arrogancia que rodea a la señora Merkel".

"Merkhollande"

Anteriormente, tituló su última entrega del blog de "Merkhollande nació con gran pompa." Sobre la conferencia de prensa del Presidente de la República, cree que “Hollande asume” “este social-liberalismo”. “Después de Merkozy, aquí Merkhollande” escribió. Y como ha demostrado Ayrault que habla alemán, en la lengua de Merkel, ¡siempre se está dispuesto a pasar del ‘productivo’ a ‘terrible’! En la espera, lo odioso está servido: ¡el catecismo liberal en la boca de un presidente elegido por la izquierda, lleno de voluntad de reajustar minuciosamente los gastos excesivos del Estado!”
En Japy, el diputado europeo no ha sido muy amable con el Jefe de Estado, llamado "socialdemócrata liberalizado hasta la médula". Criticó el informe Gallois y la subida del IVA prevista para 2014, diciendo que supondrá "260 euros al año por familia." "Hice los cálculos, al igual que el PS en las últimas elecciones" con el IVA social de Nicolas Sarkozy, bromeó.
Para Mélenchon, los socialistas "tienen miedo y el miedo es un mal consejero": es lo que los hace "babear ante el MEDEF" [patronal francesa. N d T]. "Debido a que son pollos de engorde, no saben que en la vida real, todo es relación de fuerzas", denunció, y añadió: "François [Hollande], estás perdiendo tu tiempo mimándolos, a correr tras ellos, porque haciéndolo estás perdiendo fuerza. Son golpes lo que es preciso dar ahora al adversario, no caricias”. Sobre todo, según él, al ver a uno deThe Economist decir que Hollande está "poco recompensado por ​​(sus) esfuerzos para mostrarse simpático".

"Mayoría alternativa"

Recordando que "no se gira hacia Sarkozy, sin los 4 millones de votos que somos", dijo que el Frente de Izquierda no tenía nada que esperar del PS, y por ello se abstuvo de dar su voto de confianza al gobierno en julio. "30 mil millones suprimidos del presupuesto más 20 mil millones a cuenta de la llamada competitividad, es lo que se usted [Hollande] ha hecho de la oportunidad que se le ha dado", dijo.
Antes de irse para asistir a la manifestación del sábado en Notre-Dame-des-Landes (Loire-Atlántico) contra el proyecto del aeropuerto, se tomó el tiempo para las europeas de 2014, dejando al margen las municipales, tema sensible para el Frente de Izquierda. Caracterizando como “el puente que está siendo organizado”, dijo, entre los centristas y socialistas, particularmente en el Senado, volvió a hacer un llamamiento a los ecologistas y a la izquierda del PS para constituir "una alternativa mayoritaria". Mientras tanto, se ofrece más que nunca como una alternativa. "Estamos listos, subrayó un poco antes. Estamos en condiciones de gobernar este país de manera diferente." Para terminar, una cita de Trotsky: "¡Historia eres lenta, eres cruel!" Y agregó: "La próxima somos nosotros!" Antes de que la Marsellesa y la Internacional se oyeran.

Raphaëlle Besse Desmoulières es un periodista de Le Monde

Traducción para www.sinpermiso.info: Daniel Raventós

jueves, 8 de noviembre de 2012

DRAGHI: UN AVISO A ALEMANIA

Draghi avisa que la crisis ha llegado ya a la economía alemana

 

 

MARIO DRAGHI

Público.es

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, advirtió hoy de que los efectos de la crisis de endeudamiento de la zona del euro "han llegado ya a la economía alemana". Hasta ahora Alemania pudo eludirse ampliamente de algunas dificultades en otras regiones de la zona del euro", dijo Draghi en un acto organizado por los bancos populares y cooperativos en el que se debate el futuro del capitalismo. "Los últimos datos señalan que los acontecimientos de la crisis han llegado a la economía alemana", según Draghi.

Añadió que "Alemania es una economía abierta e integrada, por eso no es sorprendente que una ralentización en el resto de la zona del euro tenga un impacto aquí". El comercio dentro de la zona del euro representa el 40 % del producto interior bruto (PIB).El 65 % de la inversión directa extranjera en Alemania proviene de otros países de la zona del euro. "Pero se ha mencionado poco cómo afectan los problemas en el conjunto de la zona del euro a la situación financiera en Alemania", dijo el presidente del BCE.

"La debilidad de la economía de la zona del euro hace que los tipos de interés se sitúen en niveles muy bajos. Y la crisis de confianza en algunos de los países de la zona del euro genera flujos de dinero a puertos seguros en Alemania lastrando los tipos de interés aún más", recordó Draghi.

El presidente del BCE defendió las medidas no convencionales que ha aplicado la entidad monetaria para afrontar la crisis de endeudamiento soberano y que han sido criticadas por el Bundesbank y medios conservadores alemanes. Los acontecimientos financieros en Alemania son el espejo de los acontecimientos financieros en el resto de la zona del euro. Y esto significa que las medidas para asegurar la estabilidad de la zona del euro en su conjunto también beneficiarán a Alemania", apostilló Draghi.

Draghi, además, ha comentado que el nuevo programa de compra de bonos de la entidad permite realizar intervenciones ilimitadas en el mercado de deuda soberana y debería despejar cualquier preocupación del mercado sobre una ruptura de la zona euro. Un día antes la reunión mensual sobre política monetaria de la entidad,  el banquero italiano dijo que el banco espera que la economía de la zona euro siga débil "en el corto plazo", añadiendo que la inflación "está bien controlada. Esperamos que caiga por debajo del 2% el próximo año".

El BCE dejará previsiblemente sin cambios los tipos de interés el jueves, retrasando un recorte en los tipos que podría poner en riesgo el impacto del plan de compra de bonos diseñado por Draghi un año después de su llegada a la presidencia del banco.

jueves, 5 de julio de 2012

¿SE PUEDE CREER EN EUROPA?

 

Artur Mas President

Uno de estos días hay que armarla en toda Europa: sobre indignidades nacionales e integración europea


 
 
Rafael Poch · · · · ·
El Capital está desintegrando la Europa social. La noticia de la cumbre de ayer en Bruselas no es el efímero consuelo italo-español, sino el arrollador triunfo del Pacto Fiscal, la mordaza legal que atenaza la vía neocón en la eurocrisis. Mientras la recesión y el desempleo se extienden casi por todas partes, mientras las deudas aumentan junto con los recortes sociales, seguimos sin cambio del vector neoliberal. Si uno compara el peso del Pacto Fiscal, que dicta concretamente la línea a seguir en Europa (Autoridad, Desigualdad Austeridad), con la vaga calderilla destinada al crecimiento, el resultado es inequívoco. No ha habido derrota de Berlín, donde ayer se ratificó, sin problemas ni mayor debate, el Pacto Fiscal.
La crisis del euro resquebraja inevitablemente la Unión Europea. Las cosas están sucediendo muy rápido. En apenas dos años Alemania ha perdido gran parte del prestigio que supo ganarse desde la posguerra. Vuelve a ser vista con desagrado y antipatía por media Europa.
Se lo ha ganado a pulso pues ha sido ella, su gobierno, quien ejerce el liderazgo del programa de la Gran Desigualdad en Europa y quien preside el atropello de Grecia.
Que tantos europeos se hayan dejado engañar por la leyenda de que Grecia era la culpable, el cuento que nos arrojaron para sacar del banquillo de los acusados al poder financiero-político que ocasionó esta crisis, es inaudito. Una crisis, hay que repetirlo, que es internacional, en la que Wall Street, Londres, Berlín y París son centro king size y las chorizadas de Bankia, Marbella, Camps y Millet, cutre periferia.
Ha sido indigno participar en el pateo de Grecia. Desde un punto de vista de país, el “nosotros no somos Grecia” lanzado desde Madrid, no es más que la miserable actitud del esclavo que ignora el sufrimiento de su hermano para ganarse el favor del patrón. Ahora, cuando los pateados somos nosotros, habrá que sumar esa indignidad a lo mucho que llevamos tragando ya, como país y sociedad.  En esta España de nuevos ricos, hijoputecada e intelectualmente asfaltada, aún está por ver si el espíritu del Quijote no ha fallecido irremediablemente, como constatan nuestros parientes latinoamericanos. Ojala que  el largo periodo de vacas flacas que se nos viene encima sirva para devolvernos algo de nuestras antiguas virtudes ibéricas, incluido el orgullo y la solidaridad de los anticuados.
Y en el peldaño inferior de la indignidad aparece, como no, nuestra autonomía que pretende ser la “Alemania de España”. Lo es sólo en su contribución negativa: por mezquindad, no por los méritos habitualmente asociados con Alemania.
El gobierno de Catalunya no sólo afirma que no es Grecia, sino que pretende no ser España. Su alegato alternativo viene rotundamente desmentido por el mapa de la corrupción, de la burbuja inmobiliaria, del oportunismo chaquetero y del patrioterismo carrerista del 3%: formamos parte, más que nunca, de aquella unidad de destino en lo universal, que decía Franco. Y de qué manera.
La Catalunya institucional y su entorno neocón-pa-amb-tomàquet busca con orgullo una alianza con los gángsteres de Las Vegas. De paso la vende como eje geopolítico con el Estado gamberro de Oriente Medio, sin escándalo ni conmoción. Construir casinos, hoteles y vender para ello el último solar junto a su sobredimensionado aeropuerto barcelonés, es su reacción instintiva a la quiebra universal del casino inmobiliario. Ese es el último pulso que mantiene la superior Barcelona con elperverso Madrid. Ladrillo y puticlubs son la respuesta del proto Estat catalá, regado con independentismo vergonzante, y quien sabe si algún día hasta con desafío a la monarquía, ahora que, debilitada y de capa caída, es fácil objetivo. Este gobierno acabará levantando una casa de citas en el mismo Fossar de les Moreres, que es solar edificable, y lo hará pasar por patriotismo catalán. Y si no al tiempo.
En esta Europa de naciones indignas no se salva nadie. Y sin embargo, Europa, la Unión Europea, vale la pena. Aunque haya que reconstruirla de abajo arriba.
Como se ha dicho tantas veces, es la mejor alternativa a lo que había antes: naciones que guerreaban unas con otras sin cesar y que protagonizaron las mayores carnicerías de la historia de la humanidad, no sólo en el viejo continente sino también allí donde llegaron con su civilizador colonialismo. La guerra no es algo del pasado. Ahora mismo hay una veintena de ellas en marcha, con diversa intensidad, casi todas vinculadas a recursos naturales.
La perspectiva de esta eurocrisis es su ensamblaje con la crisis global y con la vana ilusión de resolverla mediante una posible nueva gran guerra en Oriente Medio que acabe con los últimos regimenes independientes de Occidente en la región. Que sean dictaduras o no, es lo de menos. Lo que cuenta es la disciplina de su alineamiento, como es archiconocido: amarrar el control energético y subyugar de paso a grandes países autónomos -ellos mismos temerosos de ser algún día víctimas de los cambios de régimen- que, o bien se abastecen de combustible en los pozos de esos regímenes, como China, o bien tienen intereses en ellos, el caso de Rusia. Un 1929 con traca bélica en Irán y repercusiones en Asia, una gran guerra, no es ninguna alucinación de visionario.
Cuando el Zar se vuelve loco, se va de guerra al Cáucaso”, dice un viejo proverbio persa. Ahora que el Capital está enloqueciendo quién sabe si acabará yendo a guerrear precisamente a Persia.
Si no se quiere acabar marcando el paso o aclamando a nuevos belicosos caudillos (las señales de la agresividad y el desprecio a los débiles y vulnerables, ya están instaladas entre nosotros), las sociedades europeas tendrán que levantarse. La juventud europea sin futuro tendrá que abandonar su rebeldía “on line” , pasar a otro estadio de organización y compromiso, crear nuevas economías locales basadas en la utilidad y el apoyo mutuo, y pelar por Europa.
Para ello no hace falta ni siquiera cambiar las consignas que ofrece Bruselas: Más Europa, sí, pero para afirmar otra Europa. Más  integración, sí, pero de la protesta civil europea.
No puede ser que los griegos hagan huelga el lunes, los italianos el miércoles, los portugueses el martes, mientras los alemanes y los belgas se manifiestan en domingo. Esa es la única integración europea válida y realista. Uno de estos días hay que armarla en toda Europa para acabar con tanta indignidad.
Rafael Poch, amigo y colaborador de SinPermiso, es el corresponsal en Berlín del diario barcelonés La Vanguardia.
La Vanguardia, 30 junio 2012






















Monti “el técnico"

  Balance de la Cumbre UE de 28/29 de junio de 2012: Una buena decisión que, probablemente, no servirá para nada 



Mario  Monti “el técnico”
 
 
Yanis Varoufakis · · · · ·
La señora Merkel fue a Bruselas con la intención de matar dos pájaros de una pedrada, coger su bolso y volver a Berlín sin más preámbulos. La piedra era el grandilocuente “Pacto por el Crecimiento”, que no es otra cosa que un re-empaquetado falso de los Fondos Estructurales y del BEI ya existentes (a los que se suman unos míseros 10.000 millones de euros). Los dos pájaros eran, respectivamente, el SPD, su oposición doméstica (que había puesto como condición para apoyar la ratificación del MEE algún "avance" en las políticas crecimiento), y el Sr. Hollande (que también necesita algo que se parezca a un Pacto por el Crecimiento para endulzar la amarga píldora del Pacto Fiscal que tienen que tragarse sus votantes).
La primera parte de la Cumbre se fue en la discusión de este intrascendente “Pacto por el Crecimiento”. Cuando ya los tenían en el bolsillo, el señor Van Rumpoy y la señora Merkel intentaron cerrar el tema limpiamente, esperando con ello concluir la cumbre sin más. Fue en ese momento cuando el Sr. Monti recogió el envite y descubrió el farol de la Canciller. En efecto, amenazó con bloquear la Cumbre cuanto tiempo hiciera falta hasta que no se alcanzasen dos acuerdos: el primero, la recapitalización directa y la supervisión de los bancos por parte del FEEF y el BCE, tal y como habíamos sugerido en nuestra “Modesta propuesta” de hace dos años (1). El segundo, el acceso directo de Italia (y presumiblemente de otros países) a la financiación del FEEF (es decir, que el FEEF pueda comprar bonos italianos en el mercado primario). Naturalmente, la señora Merkel se resistió. Pero, como para demostrar una vez más que su obstinación fue siempre tan débil como el papel, en el momento en que España y Francia se colocaron del lado de Italia, cedió. El resultado fue el primer acuerdo del Consejo de la UE sensato desde que estalló la crisis.
Dicho esto, cualquier celebración es prematura. En primer lugar, la señora Merkel no ha dicho su última palabra. Como ya ha pasado antes, este nuevo papel del FEEF (y del BCE, en relación con su nueva función de supervisión bancaria) puede ser desvirtuado por el Parlamento Federal de Berlín, el Tribunal Constitucional alemán, o en los oscuros corredores del poder en Frankfurt, Berlín o Bruselas. En segundo lugar, incluso si el acuerdo es puesto en practica y no es desvirtuado, se trata sólo un pequeño paso. Servirá para poco, a menos que se trate la toxicidad del FEEF (ver el punto Política 2 de nuestra “Modesta propuesta”, como un ejemplo de cómo podría hacerse) y se abra el grifo para llevar a cabo una auténtica política de crecimiento (un New Deal para Europa, como nos gusta llamarlo en el punto Política 3 de la “Modesta propuesta”).
En un artículo del pasado mes de agosto, expliqué por qué el FEEF es tóxico y la razón por la cual o bien no tendrá suficiente dinero para la tarea encomendada (como ocurre hasta el momento) o, si se le permite recaudar el dinero suficiente (a través de la emisión de bonos tipo CDO –Obligaciones de Deuda Colaterales), el impacto de su hallada nueva "riqueza" situaría otra vez a la zona euro ante un repetido circulo vicioso de efecto dominó. Por razones estéticas, reproduzco el diagrama que utilicé para explicar mi análisis entonces. Para el análisis completo, ver Why Italy? Why Spain? And why the EFSF’s size does not matter

Conclusión
En conclusión, la zona del euro no esta aun fuera de peligro. La Cumbre de la UE tomó una decisión importante que le permitirá a Europa ganar unos cuantos meses. Lo esencial de esa decisión fue racionalizar el uso de los fondos del FEEF. Por desgracia, la vía para recaudar fondos del FEEF sigue siendo irracional y conduce a una repetición a medio plazo del efecto dominó que, esa vez, empujará a Francia al borde del acantilado. O, para decirlo de otra manera, y en términos de nuestra “Modesta propuesta”, Europa decidió ayer adoptar en lo fundamental el punto Política 1. No ha hecho nada en relación con Políticas 2 y 3 (sin la cuales Política 1 es un callejón sin salida). Aunque pueda ser satisfactorio presumir de que "Política 1 en marcha, 2 y 3 a la espera” ", mucho me temo que, para decir la verdad, el balance correcta sería: Política 1 en marcha, pero Política 2 y Política 3 no están aun ni encima de la mesa y Política 1 es probable que acabe convertida en polvo, machacada parlamentaria, constitucional y burocráticamente, como consecuencia revanchista de la derrota táctica de la señora Merkel.
Epigramática: por primera vez una cumbre de la UE adoptó una decisión sensata que, sin embargo, es poco probable que mantenga unido al euro. No a menos que esta decisión se aplique con rapidez y anuncie la adopción de las otras dos decisiones sin la cuales es papel mojado.
 
Yanis Varoufakis es profesor de Economía en la Universidad de Atenas.
Traducción para www.sinpermiso.info: Gustavo Buster

















Y la nave Grecia va: carta ficticia a un colega italiano

 

Federico Fellini,  “La nave va….”

 

 

Yanis Varoufakis · · · · ·

 

“Mientras las elites vacilan, enredan y manipulan, con Atenas, Roma, Madrid, Lisboa y Dublín en llamas, las sociedades se precipitan en un lodazal en el que desaparece la esperanza, se desvanece el horizonte, se malbarata la vida y los únicos ganadores son los misántropos, los ‘odiadores’, los cazadores de chivos expiatorios en formas de alien, el judío, el ‘diferente’, el ‘otro’. A medida que se apagan, literalmente, las luces en mi país, con familias que optan por desconectarse de la electricidad para poder poner un plato de comida en la mesa, bandas de matones ‘patrullan’ las calles en busca del ‘enemigo’. La ideología nazi recibe otra oportunidad, como el hambre y la desposesión, para infectar, una vez más, nuestro tejido social. Y a medida que nuestras instituciones, nuestros sindicatos obreros, nuestras normas y organizaciones culturales se están volviendo conchas vacías, poco, si algo, se atraviesa en el camino de esos fanáticos, los racistas, los explotadores del sufrimiento y el desvalimiento universales. Y hete aquí que el huevo de la serpiente está incubándose de nuevo en la Europa de hogaño, y por las mismas razones que en la de antaño.”

 

 

Hace unas cuantas semanas, Andrea Adriatico, un director teatral de los Teatri Di Vita de Bolonia, me vino con una interesante propuesta: ¿podría escribir una “carta” a algún ficticio profesor italiano de economía describiendo como de colega a colega la “situación” griega, según la experimenta un profesor griego de economía? Esa carta sería leída como parte de una pieza titulada Cuore di… Grecia [Corazón de… Grecia]. Me intrigó el asunto, y le dije que lo haría. Lo que sigue es la “carta” que terminé escribiendo. La primera representación de la obra está prevista para fines de julio.

Querido colega,

Como usted, supongo yo, crecí con las imágenes en blanco y negro de películas que describían una Europa meridional en pugna por recuperarse de la calamidad del tiempo de entreguerras.

Como usted, mi cabeza rebosa de imágenes de gentes batalladoras, de cuyas cuitas y afanes nacieron oleadas de emigrantes italianos y griegos hacia destinos remotos, así como películas del tipo Ladri di biciclette y otras griegas parecidas, en las que se construían secuencias cómicas en torno a las tribulaciones de un hombre hecho y derecho por hacerse con un pastel de queso o un plato de postre. Sin embargo, llegó un tiempo en que no era tan fácil evocar la pobreza y desposesión que conferían a esas secuencias cómicas su mordaz patetismo. Nuestras sociedades, Italia y Grecia, fueron alejándose de la tradición cultural de De Sica, Fellini, Koundoros y Kakoyiannis, hasta abismarse en el agujero negro de la vulgaridad berlusconiesca. Durante esos años de “crecimiento” y consumo, muchos de nosotros abrigábamos la esperanza de que nuestras sociedades encontrarían en sí mismas la capacidad para redescubrir el equilibrio perdido; para combinar la barriga llena con el gusto por un cine decente y preferirlo a los groseros espectáculos televisivos de chismorreo exhibicionista.

Pero, ¡ay!, no nos fue dado conseguirlo. Antes de lograr ese equilibrio –suponiendo que pudiera haberse lograrse—, nos golpeó el 1929 de nuestra generación. Ocurrió en 2008, cuando, exactamente igual que en 1929, colapsó Wall Street, la moneda común de la época (el Patrón Oro en 1929, el euro en 2010) empezó a flaquear y muy pronto nuestras elites fracasaron espectacularmente a la hora de responder racionalmente a la marcha triunfante de la Crisis. Dos cortos años después de que la crisis golpeara a mi país, Grecia, nos descubrimos a nosotros mismos, una vez más, capaces de conectarnos con las secuencias cómicas de las películas de los 50 y los 60 y el anhelo de un pastel de queso y el sueño de un postre.

Cuando estudiaba teoría económica en mi juventud, recuerdo haber tenido graves dificultades para entender porqué los gobiernos de entreguerras, de 1929 en adelante, habían fracasado de modo tan rotundo a lo hora de contrarrestar el malestar económico que tan trágicamente nos condujo a la II Guerra Mundial. Leía sobre el compromiso del presidente Hoover con la drástica reducción del gasto público y la no menos drástica bajada de salarios mientras la economía estadounidense estaba implotando, y no podía entender yo cómo pudieron sus distinguidos asesores aconsejarle tamaña idiocia. Me negaba simplemente a creer que se tratara de mala gente que deseaba el mal de sus compatriotas. Pero, al mismo tiempo, no podía entender cómo hicieron para convencerse a sí propios de que sus acciones podían aliviar a sus sufrientes y dolientes votantes.

Bien, han pasado muchos años desde entonces y, luego de tanto tiempo, he entendido. Viendo a nuestro gobierno en Grecia desde la erupción de la crisis de la deuda, observando las vacilaciones de los dirigentes europeos, librados a una política calamitosa tras otra, logré finalmente entenderlo. Se trata, así puede pensarse, de algo no tan distinto de lo que ocurrió en los EEUU a fines de los 60 y principios de los 70. Dentro del Pentágono, unos generales inteligentes entendían perfectamente bien que la guerra norteamericana en Vietnam no podía ganarse. Que enviar más tropas para luchar en las junglas, bombardear con más bombas de NAPALM a los vietnamitas, multiplicar en general el esfuerzo de guerra, era un despropósito. Ahora sabemos perfectamente, por cortesía de Daniel Ellsberg y sus esfuerzos heroicos, que sabían perfectamente bien, tomados de uno en uno, y aun en pequeñas comidillas, que las suyas eran vías muertas. Y sin embargo, les resultaba imposible coordinarse unos con otros, sintetizar sus estimaciones y acordar de consuno un cambio de rumbo. Un cambio que habría salvado miles de vidas norteamericanas y centenares de miles de vidas vietnamitas, por no hablar de enormes cantidades de dinero. Algo parecido está ocurriendo en Atenas, en Roma, en Berlín y en Paris ahora mismo. No es que los miembros de nuestras elites no puedan ver que Europa es como un tren que está descarrilando a cámara lenta, con Grecia de primer vagón que se sale de la vía, seguido de Irlanda y Portugal, que arrastran al descarrilamiento de los grandes vagones que van detrás: España, Italia, Francia, y finalmente, la propia Alemania. No. Yo creo que el ojo de su espíritu lo ve, al menos tan perspicuamente como los generales estadounidenses podían anticipar las escenas finales en Saigón: con los helicópteros rescatando en vuelo a los últimos ciudadanos norteamericanos que esperaban en los tejados de la embajada de los EEUU. Pero, exactamente igual que a los generales estadounidenses, les resulta imposible coordinar sus puntos de vista y dar con una respuesta política razonable. Ninguno de ellos se atreve a hablar cuando entra en la sala de conferencias en que se toman las decisiones importantes, no fueran a verse acusados de “blandengues” o de “extraviados”. De modo que se mantienen silentes cuando Europa está ardiendo, esperando contra toda esperanza que el fuego se extinguirá por sí mismo, a sabiendas, en el fondo más hondo de su corazón, de que no ocurrirá tal cosa.

Mientras ellos vacilan, enredan y manipulan, con Atenas, Roma, Madrid, Lisboa y Dublín en llamas, las sociedades se precipitan en un lodazal en el que desaparece la esperanza, se desvanece el horizonte, se malbarata la vida y los únicos ganadores son los misántropos, los “odiadores”, los cazadores de chivos expiatorios en formas de alien, el judío, el “diferente”, el “otro”. A medida que se apagan, literalmente, las luces en mi país, con familias que optan por desconectarse de la electricidad para poder poner un plato de comida en la mesa, bandas de matones “patrullan” las calles en busca del “enemigo”. La ideología nazi recibe otra oportunidad, como el hambre y la desposesión, para infectar, una vez más, nuestro tejido social. Y a medida que nuestras instituciones, nuestros sindicatos obreros, nuestras normas y organizaciones culturales se están volviendo conchas vacías, poco, si algo, se atraviesa en el camino de esos fanáticos, los racistas, los explotadores del sufrimiento y el desvalimiento universales. Y hete aquí que el huevo de la serpiente se está incubando de nuevo en la Europa de hogaño, y por las mismas razones que en la de antaño.

Su país y el mío comparten mucho más de esta triste historia de lo que nos preocupamos por admitir. Antes de la Guerra, nuestras sociedades engendraron y toleraron regímenes fascistas. Es verdad que vuestro Mussolini y nuestro Metaxas terminaron haciéndose la guerra, pero ambos fueron producto de fracasos políticos y desastres económicos que resultan inquietantemente similares al compartido destino de nuestros dos países hoy. Bien sé que en la Europa de nuestros días se anda al estricote con una extraña y aviesa geografía: Irlanda se esfuerza penosamente en argüir que no es Grecia, Portugal en sostener que no es Irlanda, España grita a campana herida que no es Portugal y, ni que decir tiene, Italia quiere darse a entender que no es España. Yo le propongo a usted que dejemos de lado esa idiota negación del malestar que nos es común. Desde luego que Italia no es Grecia; sin embargo, el atolladero en que más y más se ve metida Italia mientras yo le escribo estas líneas no puede separarse de modo fértil del atolladero en que se encuentra mi país. Puede que nuestra enfermedad venga acompañada con el síntoma de una fiebre más alta que la que sufren ustedes, pero –créame— se trata del mismo virus. Su fiebre llegará mañana al nivel que tenemos nosotros ahora.

Mucha gente que conozco fuera de Grecia, incluidos varios colegas economistas, cometen el error de pensar que lo que está experimentando Grecia es una recesión profunda. Déjeme decirle que esto no es una recesión. Es una depresión. ¿Cuál es la diferencia? Las recesiones son meras desaceleraciones. Períodos de reducida actividad económica y aumento del desempleo. Como usted y yo enseñamos a nuestros estudiantes, las recesiones son al capitalismo lo que el infierno al cristianismo: algo desagradable pero esencial para el funcionamiento del “sistema”. Los períodos de recesión pueden ser redentores, en el sentido de que “descartan” del eco-sistema económico lo menos eficiente, las empresas que realmente no deberían seguir activas en el mundo de los negocios, los productos pasados de moda, las técnicas productivas obsoletas, en fin, y para servirnos de una metáfora, los dinosaurios.

Sin embargo, lo que está en curso en Grecia no es una recesión. Aquí todo el mundo se va a pique. Lo eficiente, no menos que lo ineficiente. Lo productivo y lo improductivo. Las empresas potencialmente rentables y las empresas con pérdidas. Conozco fábricas que exportan todo lo que fabrican a consumidores satisfechos con sus productos, con listas de pedidos saturadas y una larga historia de rentabilidad; y sin embargo, se hallan al borde de la bancarrota. ¿Por qué? Porque sus suministradores extranjeros no aceptan sus garantías bancarias, necesarias para surtirles del material que necesitan: nadie se fía ya de los bancos griegos. Pero con los circuitos del crédito perfectamente quebrados, esta Crisis está hundiendo todos los barcos, destruyendo todos los esquifes, llevando al naufragio a la sociedad toda. Y cuanto más recortamos los salarios, cuanto más subimos los impuestos, cuanto más reducimos los subsidios de desempleo, tanto más hondo se hace el agujero en que nos estamos hundiendo todos. Si alguien quisiera aclarar el concepto de círculo vicioso, la Grecia de hoy sería el ejemplo perfecto de estudio.

Entre usted y yo, de profesor de economía a profesor de economía, necesito compartir un hondo sentimiento de vergüenza por nuestra profesión. Ya sabe usted que otros académicos suelen compararnos a los sismólogos, y bromear a cuenta de que somos tan inútiles como ellos a la hora de predecir el fenómeno que está en el núcleo de nuestras respectivas disciplinas. No les falta razón. Como profesión, jamás hemos logrado alertar ex ante al mundo de un “terremoto” en ciernes. Puede que lo hayan hecho algunos economistas aislados, pero también los relojes parados dan correctamente la hora dos veces al día. No; como cuerpo de “científicos” hemos demostrado ser tan malos como los sismólogos a la hora de decirnos dónde, cuándo y con qué fuerza se producirá el próximo terremoto. Sólo que nosotros somos mucho, pero mucho peores que los sismólogos.

Piense en esto: detrás de cada CDO tóxico, detrás de cada ingeniería financiera letal, asomaba alguno de esos prístinos modelos que construimos nosotros. Detrás de cada política económica responsable del (pretendido) “crecimiento” tipo Ponzi anterior al crash de 2008, puede siempre encontrarse algún celebrado y bien respetado economista que suministró la cobertura ideológica de la política finalmente adoptada. Detrás de cada medida de austeridad que hoy sofoca a nuestras sociedades, hay también algún colega académico nuestro, cuyos modelos y teorías suministran a los poderes existentes la audacia necesaria para infligir a sus pueblos el azote de esas políticas. En suma: usted y yo somos culpables del sufrimiento de nuestros compatriotas griegos e italianos. Aunque nosotros no creemos en esos particulares modelos, la verdad es que no hemos hecho lo bastante para alertar al mundo de su toxicidad. Somos, pues, culpables.

La semana pasada, una alumna mía, enferma de cáncer, no pudo ya conseguir los fármacos quimioterapéuticos de los que depende, a causa del colapso de los contratos del Estado griego con los farmacéuticos (que están en lucha porque el Estado no les paga desde hace 18 meses). Varios de sus antiguos profesores (todos economistas) hemos puesto dinero en común para poder pagar en efectivo los fármacos. Útil y solidario como es el gesto, no nos exonera. Somos tan culpables como antes del ademán deferente. Pues fuimos nosotros los que les explicamos a los estudiantes la eficacia de los mercados financieros, los que permitimos que la era de la financiarización con esquemas Ponzi de tipo piramidal se conociera con el nombre de La Gran Moderación, los que pedíamos a nuestros alumnos fe en la capacidad de las instituciones financieras para asignar precios adecuados al riesgo: estábamos sentados de brazos cruzados, mientras nuestros estudiantes leían libros de texto que los que, negro sobre blanco, se contaba la gran mentira de que los mercados se autorregulan y que lo mejor que el Estado puede hacer es no atravesarse en el camino su camino y dejarles obrar por sí propios el milagro. Sí, mi querido colega, nuestras cabezas deberían estar colgadas de la horca de la vergüenza. Aun en el caso de que haber puesto individualmente objeciones expresas al “saber” convencionalmente recibido del gremio.

Antes de terminar esta carta, me gustaría evocar una última imagen que permite describir cómo se siente ahora mismo mi pueblo, el pueblo de Grecia. ¿Se acuerda usted de la brillante película de Fellini E la nave va? ¿Se acuerda de los refugiados de guerra tirados en cubierta y tratados como una molestia por la tripulación? No sigo, porque estoy seguro de que recuerda usted perfectamente la magistral descripción de Fellini. Pues bien; así es como los griegos se sienten hoy, y con buenas razones, dado que tienen que sufrir el papel del chivo expiatorio como primera ficha en caer que son de la larga cadena de dominós que amenaza a toda Europa con la versión postmoderna de una abominable época pasada.

Triste y cordialmente suyo,

Yanis Varoufakis es un reconocido economista greco-australiano de reputación científica internacional. Actualmente, es profesor de política económica en la Universidad de Atenas.

Traducción para www.sinpermiso.info: Antoni Domènech

miércoles, 27 de junio de 2012

Un mal rescate que nos empujará al abismo

 

27jun 2012  Público.es

Juan Torres López
Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla

Por fin se produjo lo que Rajoy, como otras tantas cosas que ha negado, aseguró que nunca se produciría. En una carta, por cierto, plagada de faltas y con redacción deplorable, España se entrega  una vez más a los poderes financieros y se somete a un designio que inmola los intereses nacionales en aras de los mismos grandes banqueros que han provocado el daño que sufrimos.

Lo que Rajoy y sus ministros negaban que se fuese a dar, lo habíamos anticipado con precisión Vicenç Navarro, Alberto Garzón y yo en nuestro libro Lo que España necesita. Una réplica con propuestas alternativas a la política de recortes del PP que ya está en librerías publicado por Deusto Ediciones. En su página 96 escribimos: “En esta situación a los bancos acreedores, principalmente alemanes, lo único que les interesa es salvar sus muebles, es decir, que se garantice que los bancos españoles van a pagar su deuda con ellos. Por eso, con el apoyo de sus gobiernos, presionan al español para que tome medidas que garanticen el saneamiento de sus balances  y el pago de la deuda. Y no les importa que dándole prioridad a esto se deteriore cada día más la economía porque esa es la excusa perfecta que tendrían para intervenir y ‘rescatar’ a España, es decir, para obligarla a suscribir préstamos cuantiosos que se dedicaría directamente a refinanciar a los bancos españoles para que estos devolvieran a su vez la deuda a sus acreedores.”

Da hasta vergüenza escribir de nuevo para adelantar –como venimos haciendo muchos economistas críticos desde hace años– lo que va a ocurrir en los próximos meses, pero es que no resulta difícil preverlo y es preciso combatir como sea la mentira continua de nuestros gobernantes. Ya se han “rescatado” de esta forma a otros países y en otros lugares, así que sabemos casi a ciencia cierta lo que nos va a ocurrir a nosotros cuando se nos aplique el mismo protocolo.

Lo primero que sabemos es que no nos entregamos a almas beatíficas, que sepan cuál es la cura que precisan nuestros males y que tengan los medios para evitarlos, como nos hacen creer. Las autoridades a las que recurrimos para que nos salven son las que han tomado las decisiones que nos han llevado a la situación en las que estamos y las que se muestran totalmente incompetentes e incapaces de sacar a los países europeos de la crisis. Son las que miraron a otro lado cuando los bancos alemanes y europeos en general financiaban la burbuja y cuando cargaban sus balances de basura financiera, provocando así que se hundieran las economías. Y son las que llevan ya dedicados varios billones de euros a salvarlos sin conseguir, sin embargo, que vuelvan a financiar la actividad y el empleo, que es lo que deberían haber conseguido para que la economía vuelva a ponerse en marcha. Nos ponemos, pues, en manos de incompetentes que vienen tomando decisiones en virtud de un fundamentalismo ideológico que en lugar de salvar a otros países los ha hundido aún más después de rescatarlos. Así que es demasiado ingenuo, o una verdadera locura, creer que cuando lo hagan con nosotros van a tener un súbito ataque de sabiduría y lucidez que los lleve a tomar las decisiones correctas que no han sabido adoptar hasta ahora con ningún otro país.

Sabemos que este rescate es, en todo caso, un rescate de los bancos y que ni siquiera eso va a funcionar bien. El rescate que se prepara no va a resolver los problemas del sector bancario porque se adopta sin haberse atrevido a poner en negro sobre blanco la verdadera situación patrimonial de cada uno de ellos, para evitar así el escándalo de mostrar las barbaridades que han cometido los banqueros españoles (y alemanes, no lo olvidemos) a costa de hundir a la economía. No va a funcionar y no va a servir para tranquilizar a los mercados, por utilizar la expresión con la que se refieren a los inversores especulativos que hacen el agosto por anticipado con la incertidumbre, y la prima de riesgo seguirá desbocada porque nadie se cree los resultados de las auditorías privadas que se han realizado para justificar la petición de rescate. Sus estimaciones se basan en el diseño sin fundamento científico alguno de escenarios que nunca han acertado a prever y se refieren al sistema en su totalidad y no en concreto a las entidades que necesitan más o menos capital, que hubiera sido lo necesario. El rescate de la banca que se prepara tampoco salva al sector financiero español como tal, porque este tipo de operaciones no se hace para lograr que vuelva a fluir el crédito, que es lo que hace un sistema sano, sino para recapitalizar discrecionalmente a las entidades y ayudarles a que mejoren sus cuentas de resultados, que es otra cosa. Así que el rescate no va a restaurar la solidez del sector, ni salvará a la banca en general o a todas las entidades que lo conforman, sino que solo conseguirá poner en bandeja de las grandes el resto del mercado.

Este rescate, por supuesto, no salva a la economía española sino que la hundirá más por varias razones. Porque va a ir de la mano de condiciones que van a agudizar la parálisis de la actividad, toda vez que no rompen con la tónica de austeridad y descapitalización pública que vienen provocándola. Porque no contempla los males de fondo que han producido el deterioro estructural de nuestra economía: la especialización perversa; la desigualdad; la venta a mal precio de activos vinculados a nuestro mercado interno y la pérdida de fuentes de ingresos endógenos; la disminución de capacidad adquisitiva de asalariados, de trabajadores autónomos y de pequeños y medianos empresarios; el mal funcionamiento de nuestra administración pública y el gasto innecesario y la corrupción de muchos de nuestros administradores y grandes empresarios; el fraude y la inequidad fiscal y la carencia de políticas redistributivas potentes que ayuden, como en los países más avanzados, a que la actividad sea más sostenible económica, ecológica y socialmente y más competitiva… Y, porque, en lugar de reforzar las necesarias fuentes de valor que se necesitan para que una economía progrese con bienestar (conocimiento, innovación, espíritu empresarial, sinergias y creación de redes…) las va a destruir para muchos años.

Y el rescate no va a permitirnos salir adelante porque tampoco aborda el daño que hace a nuestra economía la pertenencia a una unión monetaria mal diseñada, sin resortes de reequilibrio y sin las instituciones que la teoría económica más elemental nos ha enseñado que debe poseer para no ser un mecanismo endiablado de generación de inestabilidad, de desigualdad y de problemas de eficiencia de todo tipo.

Sin abordar estos asuntos, e incidiendo en los que, por el contrario, ahondan en nuestras carencias, podemos predecir que la economía española va a ir a peor inmediatamente después que se ponga en marcha este rescate. Un rescate a costa de todos los ciudadanos que puede dar un respiro a algunos grandes banqueros, que tendrán más cerca quedarse con todo el mercado, pero que nos pondrá directamente en la antesala de otro nuevo, ya de toda la economía y que igualmente podemos anticipar que tampoco servirá para nada, porque es imposible que España pague la deuda acumulada y la que se va a ir añadiendo cada vez más vertiginosamente, como tampoco la van a poder pagar los demás países europeos.

Nuestros gobernantes se empeñan inútilmente en cuadrar el círculo y así nos han introducido en una espiral trampa de la que ya solo se puede salir cortando por lo sano. Es materialmente imposible hacer frente a la deuda del modo en que quieren hacerlo las autoridades europeos y el gobierno español, suponiendo que este sepa lo que quiere. Las políticas europeas contra el déficit no alivian la deuda sino que son su fuente de crecimiento inagotable. Y ocultan que la deuda no solo tiene causas sino también propósitos: la esclavitud de los pueblos y el mayor negocio de los banqueros. Las políticas y rescates, como el de ahora a España, que dicen que se adoptan para disminuirla simplemente la aumentan y nos sitúan en la antesala de medidas aún más drásticas para avanzar hacia lo que de verdad van buscando: imponer un nuevo modelo que les proporcione beneficios a base de empobrecer a la población para competir a la baja con el resto del mundo, eliminando para ello todo resto de estado de bienestar y de justicia fiscal o económica.

El tiempo se encargará, más pronto que tarde, de señalar de nuevo quién lleva razón y quién no.

lunes, 18 de junio de 2012

LA VERDADERA CARA DE LA UE

 
 
El Pireo, Atenas
Casi nada cambia en Grecia y la UE respira

En unos minutos, los transcurridos desde los sondeos hasta los primeros datos sobre votos escrutados de las elecciones generales en Grecia, la «preocupación», el «temor», la «alerta» que profusamente habían transmitido las autoridades de la UE desde las anteriores elecciones se transformó en «alivio», «tranquilidad» y «buenas noticias». No porque nada haya cambiado sustancialmente, sino simplemente porque no han de enfrentarse a la más que incómoda situación que habría supuesto la necesidad de negociar con Syriza.

El partido de Alexis Tsipras no ha ganado las elecciones, pero tampoco cabe hablar de derrota, menos aun tras el acoso sufrido por esa formación, que ha logrado acumular gran parte del voto de izquierda y del descontento popular. También Nueva Democracia ha conseguido aglutinar, aunque no sea por méritos propios, la mayor parte del voto de derecha. Sin embargo, en esta ocasión tiene opción de formar gobierno con el Pasok, el cual ayer se mostraba partidario de que en la coalición también participe Syriza, lo que resulta comprensible toda vez que el hasta hace unas semanas referente mayoritario de la izquierda griega, que ha apostado por el acatamiento de las duras condiciones impuestas al país incluso cuando estas se han demostrado contraproducentes para su recuperación, ve reducido su electorado y posiblemente atisba el peligro de extinción.

Desde un punto de vista muy básicamente democrático, estas elecciones han puesto en evidencia una actitud de las autoridades europeas que merece el calificativo de sonrojante, solo igualada por los grandes medios de comunicación. Olvidada la ética, ni siquiera se han preocupado de la apariencia estética, mostrando un desprecio indisimulado hacia los ciudadanos griegos y su capacidad y derecho de elección, desprecio acorde a las medidas de austeridad impuestas no precisamente pensando en el bienestar de esos ciudadanos. Queda en el aire la pregunta, en la hipótesis ya descartable de la victoria de Syriza, sobre la capacidad y, sobre todo, el margen de maniobra con que hubiera contado ese partido para sacar adelante su programa.

miércoles, 30 de mayo de 2012

El ideario neoliberal en la era de la superchería

 

Alejandro Nadal · · · · ·

27/05/12

DEMOCRACIA EUROPEA FRUSTRADA EN ESTRASBURGO

 

 

La crisis en Europa ha atravesado varias etapas y ahora ha llegado la fase de la discusión política. Es la fase que más temen el establishment, el sistema bancario y las grandes corporaciones y centros de poder. Se nota en la prensa internacional de negocios. Esta es la etapa más importante porque en ella se abre la controversia política y los pueblos comienzan a deliberar sobre su futuro. Recuperan la palabra, la conciencia histórica y piensan su destino. Al poder establecido le repugna este momento democrático y buscará distorsionarlo y corromperlo de mil maneras.

Cuando la crisis comenzó con el colapso inmobiliario en Estados Unidos, la economía europea fue la primera en sufrir el coletazo. La bursatilización de activos tóxicos estadounidenses había sido el medio de contagio en el sistema bancario y financiero europeo. El primer síntoma fue el colapso de los bancos BNP Paribas (septiembre 2007) y Northern Rock (nacionalizado en febrero 2008). El congelamiento en el mercado de dinero interbancario hizo lo demás: la correa de transmisión condujo a una caída en la inversión y la demanda final. La corrosión en el sector financiero fue seguida de un freno en la actividad de la economía real (no financiera).

La segunda fase de la crisis arranca con la caída en el nivel de actividad y la reducción en los ingresos tributarios. Al mismo tiempo, la coordinación en el seno del G-20 llevó a un aumento en el gasto público para estimular la economía y mitigar el efecto de la caída en la demanda agregada. La contracción en los ingresos tributarios y la expansión en el gasto público se combinaron para incrementar fuertemente el déficit fiscal. Y como la arquitectura de la unión monetaria impide al Banco central europeo (BCE) financiar a los gobiernos de la zona euro, no quedó más remedio que acudir a los mercados financieros, en cuyas aguas los tiburones están cebados. Por eso esta segunda etapa de la crisis se presenta para muchos como una crisis de endeudamiento de los gobiernos. Pero esa no es su verdadera naturaleza.

La evolución de la crisis no es lineal. Las diversas caras de la crisis coexisten: la nacionalización de Bankia en España confirma que el sistema bancario en Europa está dañado y tendrá que seguir en cuidados intensivos. La primera fase de la crisis no pasó en vano, y la austeridad no sólo no arregla nada sino que agrava las cosas. La restricción fiscal ya condujo a la recesión y ahora viene la movilización política para evitar que los daños lastimen a la población europea.

Mucho se ha escrito sobre el triste estado de la teoría económica convencional. No pudo prever la crisis porque es esencialmente un discurso ideológico y para hacer la apología del régimen neoliberal lo que menos se quería era hablar de la inestabilidad intrínseca del capitalismo. Confrontada con el fenómeno del desempleo esa misma teoría estándar siempre insistió en que la culpa la tenían los sindicatos y cualquier forma de protección laboral. Es el mito de la rigidez de precios que sigue siendo el arma predilecta de propaganda política neoliberal. Por eso, pasada la primera sorpresa los portavoces del poder neoliberal recuperaron la iniciativa y relanzaron su discurso en contra del gasto público y a favor de las reformas estructurales. El neoliberalismo reconoció rápido la oportunidad para una nueva guerra contra el estado de bienestar. La contraseña en esta nueva ofensiva es la palabra austeridad.

Los economistas saben desde hace mucho tiempo que aplicar un régimen de austeridad en una contracción económica es la mejor receta para hundir una economía en una depresión. Pero aquí no importa que el diagnóstico sea equivocado y que la medicina de la austeridad esté contraindicada. Los poderes en la Unión Europea, en el BCE y en el Fondo monetario internacional (FMI) sólo piensan en rescatar el programa neoliberal. El castigo contra los pueblos de Grecia, España, Portugal e Italia muestra claramente la naturaleza podrida de su proyecto. A los poderes establecidos no les interesa la democracia, ni los ciudadanos de la Unión Europea. El pueblo es material gastable porque lo único que cuenta en este momento es salvar el proyecto neoliberal.

De cara a las elecciones del 17 de junio, Alexis Tsipras, dirigente de la formación de izquierda radical Syriza, tiene razón al señalar que el fundamento de Europa es la democracia y la solidaridad, no un pacto organizado alrededor de los dogmas de la austeridad fiscal y la estabilidad de precios. No hay que equivocarse, ésta es la crisis de un modelo económico basado en la especulación y la explotación, no la crisis del estado de bienestar. La lucidez de los pueblos acabará con la superchería neoliberal. La moneda única debe tener otro fundamento y, en todo caso, no se va a salvar con el dogma de la austeridad neoliberal y la destrucción del estado de bienestar en Europa. En América y en Europa, una nueva economía debe construirse sobre las ruinas del proyecto neoliberal.

Alejandro Nadal es miembro del Consejo Editorial de SinPermiso

La Jornada, 23 mayo 2012

Tsipras en Berlín

 
Àngel Ferrero · · · · ·(sinpermiso)
28/05/12

Alexis Tsipras
 
Alexis Tsipras, el presidente de SYRIZA, dio su conferencia de prensa a escasos metros del epicentro de poder en Alemania –el Reichstag y la Cancillería–, en laHaus der Bundespressekonferenz (BPK), uno de esos lugares en los que los periodistas se cuecen en su su propio jugo y que cuenta con una espaciosa y moderna sala de conferencias, amplios despachos y hasta un abrevadero propio donde los socios pueden sentarse a beber alcohol y hacer como que son periodistas (eso es lo que nos enseñan las películas, ¿no?). Un colega me comenta que la proximidad con respecto al Reichstag y la Cancillería obedece a una razón muy precisa: los lameculos tienen que estar cerca del culo. Piénsese lo que se quiera del lenguaje, pero razón no le falta: a Tsipras le preguntaron no una ni dos, sino hasta tres veces qué pensaba hacer cuando ganase las próximas elecciones del 17 de junio –las encuestas siguen dando a SYRIZA como ganadora, con porcentajes de hasta 30 puntos–[1] y Grecia saliera del euro como reza la propaganda oficial, a pesar de que una de las primeras cosas que dijo fue que nada estaba más lejos de la intención de la coalición que lidera, y exactamente lo mismo declaró el día anterior en París. La verdad es que daba igual, porque la noticia estaba redactada antes incluso de que bajase del avión. De hecho, la repercusión del viaje de Tsipras a París y Berlín en los medios alemanes fue más bien escasa. El Bild, el rotativo sensacionalista más leído de la República Federal Alemana, respondió a su manera y publicó un breve sobre Vicky Voulvoukeli, una desconocida político de "Griegos independientes". [2] Pero esperen a que gane y entonces verán. Lo más bonito que se dirá de Tsipras será algo así como "el Hugo Chávez del Mar Jónico". Según el diario Bild, Alexis Tsipras «simpatiza públicamente con los anarquistas violentos. Se le acusa de ser miembro [de uno de estos grupos] y de financiarlos.» [3]
A diferencia de París, donde contó con un numeroso público en la Asamblea Nacional,[4] la sala de prensa del BPK no se llenó. El clima reinante fue típicamente alemán, que es tanto como decir hostil, pero contenido. Tsipras había sido invitado por La Izquierda a exponer su programa en Berlín, como el día anterior lo había sido por el Front de Gauche en París, donde, por cierto, no fue recibido por François Hollande, un eco la negativa que recibió el propio Hollande por parte de Merkel cuando fue candidato a la presidencia francesa. El candidato de SYRIZA estuvo en todo momento flanqueado por Klaus Ernst y Gregor Gysi, que aprovechó la ocasión para reclamar al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) que rechace de manera clara el pacto fiscal y acepte los eurobonos, a lo que el SPD hizo, apelando como siempre a la "responsabilidad de estado" –esa instancia superior equivalente a Dios en Alemania–, oídos sordos.[5] Tsipras tomó la palabra y agradeció a La Izquierda su solidaridad (solidaridad que, dicho sea de paso, debe de haberle costado algún que otro punto porcentual en las encuestas de intención de voto). Qué amarga decepción debió suponer para los periodistas alemanes, ávidos de carnaza, cuando Tsipras declaró no sentirse protagonista de nada. «El pueblo griego es el protagonista», dijo, y recalcó, como lo hizo en París, que no había venido a presionar a nadie.
La casa común europea
El problema de Grecia, dijo Tsipras, es el problema de Europa. Que es tanto como decir: el problema del proyecto de unidad europea, caracterizado por sus desequilibrios internos y la ausencia de una política fiscal común. No se puede resolver, por lo tanto, el problema de Europa sin resolver el problema de Grecia. Tsipras reclamó solidaridad a los pueblos de Europa y recordó, si es que hacía alguna falta, que el programa de austeridad ha fracasado: Grecia entra en su quinto año de recesión, algo que no tiene precedentes en Europa en tiempos de paz, sólo, como bien recordó el presidente de SYRIZA, en Europa oriental, laboratorio de la terapia de choque neoliberal en los noventa tras la desintegración del bloque oriental. El consenso entre académicos y economistas de que estas medidas conducen a una situación desastrosa de pobreza y desempleo –que Tsipras no dudó en calificar de «catástrofe humanitaria»– es amplio. Las ayudas en nada contribuyen a mejorar el bienestar de los griegos, sólo sirven para rescatar a los bancos. Hay que plantear, añadió, un programa de recuperación económica para Grecia, frenar el brain draining y evitar que el país se convierta, como sueñan los liberales alemanes del FDP, en un protectorado alemán dedicado al turismo, la producción de energía solar –canalizada a Alemania, se sobreentiende (sobre todo después del apagón nuclear que se vio obligado a tomar el gobierno de Merkel por presión popular)– y una agricultura poco competitiva.
Tsipras no renunció en ningún momento a su programa íntegro y pasó rápidamente al contraataque: son los otros quienes abandonaron sus programas, ¿qué hicieron, sino, el PASOK y Nueva Democracia? Cuando un periodista alemán sacó a relucir los problemas del estado griego, Tsipras respondió que Grecia tiene, efectivamente, problemas, y que las reformas son necesarias, pero que bajo ningún concepto pueden vincularse a la propaganda que asegura que se trata de un rasgo cultural. El problema no es el sector público, dijo, éste a lo sumo puede reestructurarse para su mejor funcionamiento, pero en ningún caso recortarse. SYRIZA quiere contribuir a la estabilidad de Europa y en ningún caso quiere su destrucción, sino su regeneración democrática. Quien parece empecinada en terminar con la idea de Europa es Angela Merkel. Ya lo dijo hace meses Oskar Lafontaine (que ese mismo día anunció, por cierto, que retiraba su candidatura a la presidencia de La Izquierda para dejar paso a las nuevas generaciones): «Merkel está ahí para destruir Europa.» [6]
Alexis Tsipras demostró también una poco conocida habilidad retórica, sin estridencias, para reutilizar las metáforas de las élites políticas europeas: así, no es posible aumentar las dosis del medicamento de austeridad, pues no sólo matará al paciente griego, sino que contagiará al resto de Europa. Cuando la medicina falla, continuó Tsipras, la culpa no es del enfermo, sino de la receta. Y la receta la hicieron los doctores de Berlín y Bruselas. Grecia, siguió, es parte de una gran familia europea. Preguntado si su formación conduciría desde el gobierno al abandono de Grecia de la eurozona –o peor aún: a su expulsión, una amenaza presente, pero que no se menciona– recordó que la eurozona no es ninguna casa que tenga un propietario y en la que el resto sean meros inquilinos, sino que todos son inquilinos en la casa común europea.
Terminó Tsipras la rueda de prensa con una seria advertencia: estamos en una situación comparable en ciertos aspectos a la década de los treinta. Debemos encontrar una solución común antes de que sea demasiado tarde. La guerra, señaló Tsipras, no tiene lugar entre naciones, sino entre el pueblo y los trabajadores, por un lado, y los capitalistas por el otro. Ya va siendo hora de que en el Reino de España los súbditos comiencen a ser ciudadanos y empiecen a hablar "griego". Pueden empezar por aquí: "no" se dice όχι.


NOTAS: [1] "Umfrage sieht Syriza-Partei in Griechenland vorne",Spiegel, 24 de mayo de 2012. [2] "Diese schöne Griechin will 70 Mrd. Euro "Kriegschulden" von Deutschland", Bild, 23 de mayo de 2012. [3] "Griechenland: Kommunisten, Judenhasser, Halb-Kriminelle: Regieren diese Radikalen bald Griechenland?", Bild, 12 de febrero de 2012. [4] "Tsipras: 'Debemos refundar Europa y derrota al poder financiero'", El País, 21 de mayo de 2012. [5] "El SPD alemán y Los Verdes se suman a Merkel en el rechazo a los eurobonos", El País, 24 de mayo de 2012. [6] "Oskar Lafontaine: 'Merkel ist dabei, Europa zu zerstören'", Spiegel, 16 de febrero de 2012.
Àngel Ferrero es miembro del Comité de Redacción de SinPermiso.
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www.sinpermiso.info, 27 mayo 2012