viernes, 22 de marzo de 2013

La Unión Europea ha perdido el juicio. La locura de la austeridad.

 

EL PARLAMENTO EUROPEO, ESTRASBURGO

Por Tom McNamara*
Traducción: Enrique Prudencio para Zona Izquierda

La pesadilla y la locura son parecidas.
Estados misteriosos e involuntarios que sesgan

y distorsionan la realidad objetiva.
Uno se despierta de la pesadilla.
De la locura no hay despertar.
“Deja que tu  vida sea una fricción para que detenga la máquina”


 

Mientras que los funcionarios no electos que trabajan para la Unión Europea (UE) en Bruselas tienen su Premio Nobel de la Paz para mantenerlos calientes este invierno, los ciudadanos de Europa, por el contrario, solo pueden calentarse quemando el mobiliario. Casi 4 años después del final oficial de la peor crisis financiera en 80 años, las cosas no van muy bien en la Unión Europea. La Eurozona (los 17 países de la UE que utilizan el euro como moneda) cayeron de nuevo en recesión en el tercer trimestre de 2012 según el Eurostat, el organismo oficial de recopilación de estadísticas de la UE.

La comisión europea cree que la economía de la eurozona se contraerá, con una reducción del Producto Interior Bruto (PIB) del 0,3% este año en comparación con el anterior. Hasta el pasado mes de noviembre, la predicción de crecimiento era del 0,3%, (aunque mínimo crecimiento no fuese para echar las campanas al vuelo). Como consecuencia, el desempleo se calcula que subirá hasta el 12,2%, una revisión al alza a partir del ya triste cálculo anterior del 11,8%. Los niveles de desempleo juvenil en España y Grecia superan holgadamente el 50%. En Irlanda el porcentaje de personas consideradas en paro de larga duración subió del 29% al 63%, el mayor incremento entre todos los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Las cosas están tan mal que incluso el periódico “The Economist” pide que a Irlanda le “echen una mano” los alemanes con el fin de salir del programa punitivo de rescate.

¿Y qué tiene que decir el Presidente de la Comisión Europea José Manuel Durao Barroso de todo esto? El antiguo estudiante maoísta (y anfitrión de la infame cumbre de las Azores de 2003 donde el Presidente Bush II, el Primer Ministro Blair y el Presidente del Gobierno español José María Aznar sentaron las bases para la invasión de Irak) en una carta fechada el 11 de marzo de 2013, ha dicho que aunque era “dolorosamente consciente de que la actividad económica durante el año pasado ha sido decepcionante” y que todavía hay “unos altos niveles de desempleo inaceptable”, de alguna manera, por encima de toda lógica y razón, el Sr. Barroso tiene la sensación de que los esfuerzos de las reformas (es decir la austeridad) de los estados miembros están comenzando a dar sus frutos”.

El nivel de autoengaño y la total indiferencia ante el sufrimiento de otros seres humanos necesarios para hacer tal declaración es simplemente alucinante.

Más preocupante aún es un reciente papel del FMI (Eyraud and Weber 2013) que básicamente argumenta que el efecto de la austeridad impuesta por los gobiernos y los recortes presupuestarios para conseguir que bajen los niveles de deuda también serán, paradójicamente, para incrementar la proporción de la deuda con respecto al PIB.

Un documento complementario de De Grauwe and Ji (2013) proporciona apoyo adicional al argumento de que la austeridad ha sido un desastre completo y sin paliativos. Argumentan que el poco meditado “pánico inducido” de los programas de austeridad que les han sido brutalmente impuestos a los ciudadanos de los países del sur de la eurozona lo único que han hecho es exacerbar la crisis financiera.

De Grauwe and Ji han constatado que los países que han impuesto las medidas de austeridad más fuertes han sido también los que han experimentado los mayores declives del PIB. Además cuanto más intensa ha sido la austeridad, mayor ha sido el consiguiente incremento en la relación deuda-PIB de los países respectivos. Esto es lo que en términos prácticamente exactos se argumentaba en el documento del FMI.

Los programas de austeridad que les fueron impuestos a los pueblos de Europa, no solo provocaron una (previsible) recesión severa, sino que por lo demás, los programas no dieron más resultado que la recesión.

Lo único que produjeron fue el sufrimiento innecesario de millones de personas que perdieron sus trabajos (en la EU hay más de 26 millones de personas sin empleo).

Por su parte, el Presidente “socialista” Francois Hollande ha dicho que la “única prioridad” es encontrar nuevas formas de impulsar el crecimiento y conseguir que la gente vuelva a trabajar. Esto viene de un hombre que curiosamente no tiene problema para encontrar la manera de proporcionar ayuda militar a un gobierno no electo de Mali (a un coste estimado para el contribuyente francés de 3,6 millones de dólares diarios), y que dijo que Francia está preparada para “asumir sus responsabilidades” y suministrar armas a los rebeldes que luchan para derrocar al gobierno secular (aunque no electo) de Siria, ignorando totalmente el tiro por la culata recibido por derrocar al gobierno secular (aunque no electo al estilo occidental) de Libia en 2011 (a un coste estimado para el contribuyente francés de 2.1 millones de dólares por día).

Resulta preocupante que ya se hable de una “Primavera Europea” y de la creciente resistencia popular al mayor castigo autoinfligido mediante las directivas de los altos funcionarios no electos de Bruselas. En las recientes elecciones italianas un partido anti-austeridad obtuvo el 25% de los votos.

¿Y cual es la respuesta de la UE a todo esto? Después de la reunión del Consejo Europeo celebrada el 14 y 15 marzo, directrices relativas a las prioridades económicas para el año 2013 se emitieron por los Estados miembros. El Consejo Económico subrayó “la necesidad de la consolidación fiscal” (es decir la austeridad), asegurando al mismo tiempo el crecimiento económico. Algo que se denomina “consolidación fiscal favorable al crecimiento”.

Esto solo se puede llamar “Economía Unicornio 101.”

A Einstein se le atribuye la siguiente frase: “la locura lleva toda la vida haciendo lo mismo, una y otra y otra vez, y esperando cada vez un resultado diferente”. Según esta definición de la locura, los líderes de la UE están completamente locos. Cuando su acariciado proyecto termine en lágrimas, no tendrán a nadie a quien culpar, excepto a sí mismos.

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