martes, 29 de diciembre de 2015

Portugal: Si perdemos tanto, alguien ganó en Banif



 
Francisco Louça
De hecho, la trama viene de lejos y sólo por razones políticas se ocultó la cuestión de Banif bajo un acuerdo o una concesión del Gobernador del Banco de Portugal a las necesidades electorales de Passos Coelho.
Desde este fin de semana somos al menos 2.000 millones de euros más pobres, a pesar de la declaración seráfica del Banco de Portugal intentando presentar todo como normal. El primer ministro asumió las perdidas. Y el Banco Santander se enriqueció, así como eventualmente los beneficiarios de algunos juegos de la banca en los últimos días o semanas con Banif.
También se puede añadir que, en realidad, el problema viene de lejos y sólo por razones políticas se ocultó la cuestión de Banif bajo un acuerdo o una concesión del Gobernador del Banco de Portugal a las necesidades electorales de Passos Coelho.
Los errores se apilaron a lo largo del año, a pesar de las señales de advertencia claras: un intento extravagante de recibir como accionista a la familia gobernante de Guinea Ecuatorial, el impago de la deuda con el Estado desde enero y, finalmente, la evidencia de la vulnerabilidad de Banif en los últimos meses, con ocho planes de reestructuración del banco rechazados por los organismos europeos.
No hubo ninguna respuesta de las autoridades portuguesas. La dirección de Banif debería haber sido despedida y el estado debería haberse hecho responsable de la gestión del banco (con el 60% de las acciones, la cosa habría sido trivial), pero prefirió la inacción y la podredumbre. Tomé y Luis Amado continuaron tranquilamente explicando al país lo que esperaban que hiciéramos por ellos.
La semana pasada, las cosas empeoraron. Alguien lanzó el rumor de la liquidación del banco y así provocó la fuga de depósitos. Si no fue un comprador intentando hacer irreversible la presión sobre los representantes del Estado, alguien lo imitó muy bien. Mientras tanto, la crisis exigió cientos de millones de préstamos de liquidez de euros y el plazo para una solución se terminó. Añadamos por último, que, por razones enigmáticas, la CMVM sólo suspendió el fin de semana la cotización de las acciones en la bolsa de valores.
A los errores de año, la catástrofe de una semana.
Vieira Pereira, columnista conservador y sin duda cercano a los puntos de vista de aquellos que han gobernado Portugal, lo escribió con toda propiedad y cierto pesar: el banco es un problema sistémico. O nos deshacemos de él o seguimos pagando.
Pero incluso esperando medidas de fondo para abordar este problema sistémico de todo el sistema bancario, hay cuestiones inmediatas que esperan respuestas.
En primer lugar, el Gobernador del Banco de Portugal, después del BES y Banif, ¿no saca ninguna conclusión sobre el deterioro de la confianza en la banca, sobre su liderazgo y, en estos dos casos, sobre su responsabilidad directa?
En segundo lugar, ¿el gobierno entiende que es necesaria una nueva forma de supervisión y una nueva institución capaz de rescatar a los bancos en riesgo?, ¿qué pasos dará en este sentido?
En tercer lugar, ¿queremos someter a Portugal a un régimen de rescate que, según la Unión Bancaria, implica forzosamente una desconfianza permanente de los depositantes?
Francisco Louça
catedrático de economía de la Universidad de Lisboa, ex parlamentario y miembro del Bloco de Esquerda.
Fuente: Sinpermiso

viernes, 4 de diciembre de 2015

La porra del CIS

 

Los españoles confían más en las porras que en las encuestas. Porque una encuesta es presupuesto, que como se sabe nunca se cumple, y una porra es un deseo. La porra es la encuesta off the record de España. Sin embargo, de la encuesta publicada hoy por el CIS o Centro de Investigaciones Sociológicas, y que es la más amplia y acreditada, se puede decir, con tristeza y con dolor, que es congruente con lo que, en mi opinión, desea la sociedad española en este tiempo: No quiere que siga gobernando el PP con su actual mayoría y lo castiga pero no lo retira de la competición pese a sus desmanes de corrupción y libertades cercenadas. Le reconoce sus méritos económicos y se fía más de ellos que los de sus opositores. El pueblo español no quiere aventuras que juzga peligrosas. Sin embargo le nombra un tutor, que le pondrá condiciones aun desde la misma trinchera. Según el CIS, en los próximos cuatro años en España mandará Ciudadanos. Que no caerá en la trampa de entrar en el Gobierno con el consiguiente desgaste. Se reservan para la próxima. El PSOE, el pobre PSOE, no solo no sube sino que cae hasta índices que apuntillarán a su líder Sánchez. Ha nadado entre tantas aguas que se lo llevará la corriente, probablemente andaluza. Le han faltado embrujo y garra, por mucha simpatía que quiera irradiar. Podemos y Asociados, o Asociados y Podemos, no entran en el meollo del poder por los tumbos que ha dado y por el miedo que ha infundido y no ha conseguido disipar. Podemos se ha quedado en un “sí, pero no”. Los españoles, parece, no están por extremismos ni por centrismos no validados y sin pedigrí. Prueba de ello sería el paupérrimo resultado de Izquierda Unida, fundida en Unidad Popular. Los nacionalismos, a causa de sus cuitas, quedan reducidos a comparsas innecesarias.

Tampoco parece probable que PSOE, Podemos y Ciudadanos acuerden tras las elecciones unirse para desbancar del Gobierno al PP a costa de hacer Presidente al líder de Ciudadanos.

Total que la encuesta del CIS coincide con la porra más previsible. Si esto es lo que quiere la mayoría de españoles, habrá que aceptarlo, además de lamentarlo. Desde el día 21 España se habrá hecho una pequeña cirugía estética, pero su esencia y comportamientos serán los mismos. Los pobres seguirán siendo pobres, y los ricos, ricos. Ni el PP ni Ciudadanos aliviarán la desigualdad, y las clases medias estarán satisfechas. Seguiremos haciendo porras y encuestas, y la mediocridad intelectual y social será nuestro algoritmo vital. Cuatro años más para solucionar la decepción. Salvo que todavía pensáramos que aún es tiempo para la porra de la sorpresa. Si todos los políticos dicen siempre que la mejor encuesta es la de las urnas, ¿por qué no decir nosotros los ciudadanos que la mejor porra es la que racionalmente quiebre las encuestas?

¡Qué dura de pelar es esta encuesta del CIS! ¿Y si no fuera más que una porra que han hecho unos funcionarios? Hagan ustedes la suya, que seguro será la buena.

Arturo González

Fuente: Público.es

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Le llaman el desaparecido

 

Resultado de imagen de rajoy

 

Ando resintonizando una y otra vez mi televisión y, ¡oh, cáspitas!, si no le doy al mando hasta pasar al blanco y negroMariano Rajoy no me sale. Es lo que tiene la moderna tecnología, tan poco compatible con la vieja democracia que si te pasas una caspa te hacen unSnowden por querer ver, decir o escuchar la verdad. Hay mucho debate estos días en los medios analizando si Rajoy hace bien o hace mal eludiendo los cara a cara, los hostia a hostia, los tête à tête que le proponen en streaming o en plató, y yo estoy de acuerdo con Rajoy al concluir que la mejor estrategia del presidente para no perder votos es hacer creer al votante que Rajoy no existe. Se decía muy bien en Sospechosos habituales: “La mejor treta que pudo idearse el Diablo fue la de hacerle creer al mundo que no existía”.

La rancia derecha española siempre ha actuado así. El franquismo dejó de existir un 20 de noviembre de 1975, y desde entonces todos somos demócratas sin pasado, con incierto presente y con feliz futuro. Incluso Manuel Fraga fue recordado en el día de su muerte como padre de una constitución que intentó (y consiguió, en parte) dinamitar. Permitimos esconder casi tantos cadáveres en las cunetas como Camboya, después borramos las vergonzosas biografías de nuestros futuros gobernantes y hoy, cual Juan Tamariz, también hacemos desaparecer a nuestros candidatos.

Mariano Rajoy no acepta un cara a cara porque no sabe de qué jactarse, y aun así las encuestas le dan unánime ventaja sobre los otros candidatos. España es un país de derechas, por mucho que diga después la suma de votos. Todavía sobrevive la percepción de que solo los de siempre pueden mantenernos tan mal como siempre, y con eso nos conformamos. Somos el país que menos invierte en i+D+I político. Aquí no se renueva nada, salvo el hecho de que ahora vemos el No-Do en 3-D, pero la calidad y objetividad del contenido es la misma.

No nos sucede solo a nosotros. En Francia, un denostado François Hollande(socialista, sic) acaba de recabar inmensos grados de popularidad por defender que un episodio terrorista se combate con una guerra. Como Europa no conoce su historia, nos gusta lo antiguo, lo bestialmente tradicional, la épica beligerante y la prosopopeya cuartelera. En cuanto se mete en una guerra, cualquier político mediocre y faldero se convierte en gran estadista.

La democracia es un misterio. Siempre se ha dicho que el ser humano, cuando actúa en mogollón, suele cometer barbaridades: pasa con las pandillas a la salida de una discoteca y con los pueblos cuando se les señala a un judío o a un moro. La masa es siempre menos racional que un solo hombre, y ahí está la gran contradicción en la que se basa Mariano para saber que la democracia, el mogollón, puede ser buen pasto para los antidemócratas. Dejad que el pueblo hable para que diga lo que nosotros no nos atrevemos a decir. Por eso Mariano prefiere estar callado: sabe que el silencio es uno de los estruendos que provoca más miedo.

Pasado el tiempo, convertido el 15-M en una placa conmemorativa en la Puerta del Sol, Rajoy considera que el silencio, la desaparición, la evanescencia puede ser su mejor arma. Y no anda descaminado. Aunque no ha leído a Kafka, sabe que “toda revolución se evapora y deja atrás sólo el limo de una nueva burocracia”. Y permite que los demás hablen y debatan. Que Pablo Iglesias se ablande centrista hacia esa nueva burocracia. Que Albert Rivera le adelante por el carril neofalangista. Que Pedro Sánchez le ponga cara nueva a la viejaentente bipartidera de las puertas y las cuentas giratorias. Mientras, él juega a que no existe, como el diablo. Desaparece. Y, lo que es más terrible, gana. La mejor treta que pudo idearse Rajoy fue la de hacerle creer a España que no existía. Manda carallo.

Aníbal Malvar

Aníbal Malvar es periodista y escritor. Su última novela es "La balada de los miserables" (Akal, 2012)

Fuente: Público.es