jueves, 28 de febrero de 2013

Sobre las elecciones italianas

 

 

Jacques Sapir

RussEurop

Traducido por Beatriz Quirós Madariaga

Tras conocerse los resultados de las elecciones italianas, los comentarios se multiplicaban. El gobierno francés se apresuró también a hacer un comunicado minimizando la importancia de estos resultados. Más le hubiera valido afrontar directamente la realidad, aunque solo fuera para sacar las conclusiones correspondientes. Pero ha preferido atrincherarse en una actitud de denegación, esta vez con el apoyo de una parte de la prensa francesa. Mucho se había alabado al dirigente del partido Demócrata, Pier Luigi Bersani o al tecnócrata reconvertido en político, Mario Monti. Sin embargo, bastaba con salir de la burbuja parisina, con mirar la prensa italiana, británica o americana para tener una pequeña idea de lo que iba a ocurrir. Pero se dice que no existe la realidad fuera de lo que algunos cenáculos quieren opinar. Pues bien; observemos un poco esas elecciones y sus resultados e intentemos extraer de ellos los puntos importantes.

El primer punto que sobresale de estos resultados es evidentemente la amplitud del rechazo a las políticas inspiradas por Bruselas y Berlín pero también, recordémoslo, por París. Los partidos que defienden estas políticas sólo representaron el 40% de los electores (el PD de izquierda de Bersani 29, 5% y la alianza de centro derecha de Mario Monti, 10,5%). Los partidos que rechazan estas políticas y que en realidad rechazan la lógica del Euro han alcanzado más de 54% de los sufragios (el PDL de Silvio Berlusconi, 29% y el M5S de Beppe Grillo, 25, 4%). Sería imposible imaginar una mayor desautorización a quienes presentaban al gobierno Monti como un” salvador” de Italia. La multiplicación de impuestos, a menudo vividos como injustos, los recortes salvajes del presupuesto cuyas víctimas han sido los hospitales, las escuelas pero también los sistemas de pensiones, los retrasos escandalosos en los pagos por parte del Estado explican ampliamente esta situación. La prensa francesa puede criticar a la “maquina” Berlusconi, pero no podría esconder eternamente el hecho de que si un político expulsado y abucheado vuelve casi como triunfador es claramente porque hay un rechazo masivo de la política puesta en marcha por sus sucesores. Además, este discurso convenido no puede explicar el éxito del Movimiento 5 estrellas (M5S) de Beppe Grillo.

Esto conduce entonces al segundo punto importante: el error manifiesto de los sondeos y de las estimaciones “a pié de urna”. Dos partidos han sido las víctimas de estos errores: el PD, al que se le atribuía un 33% y que al final obtuvo 29,5% ( alrededor de 4 puntos de diferencia) y la alianza de centro derecha de Mario Monti, a quien los sondeos atribuían un 12% y que en realidad solo obtuvo un 10,5%. El PDL de Silvio Berlusconi aparece como relativamente estable. Es por lo tanto el M5S quien se ha aprovechado de estos errores, ya que se le atribuía entre un 18 y un 20% y en realidad obtuvo más del 25 % de los sufragios. Es conveniente decir inmediatamente que estas elecciones eran las primeras elecciones generales a las que se presentaba el M5S. La tarea de quienes realizaban los sondeos y las previsiones era pues de lo más difícil. Pero si se tienen en cuenta las cifras, y si se admite que un cierto número de electores del M5S (1 de cada 5) no quisieron expresar a quién habían votado en los sondeos “a pié de urna” esto quiere decir que antiguos votantes tanto de izquierda como de derecha se han decantado hacia el movimiento de Beppe Grillo. Esta hipótesis se ve avalada por la notable similitud entre previsiones y resultados reales para el PDL lo que confirma el hecho de que Silvio Berlusconi es reconocido como el jefe de su formación y que su discurso es ampliamente asumido por sus votantes. El voto para el PDL no ha sido un voto “vergonzante”, sino al contrario claramente asumido. Lo que esto quiere decir es que hay que buscar esencialmente en la izquierda (y secundariamente en el centro derecha) el verdadero granero de las fuerzas del M5S.

Esto conduce entonces al tercer punto: los electores italianos querían enviar un mensaje y han utilizado a tal fin los medios que tenían a su disposición. Se puede censurar el sistema electoral italiano, ciertamente más “bizantino” que “romano”; se pueden hacer todos los comentarios posibles e imaginables sobre la retórica, tanto de Berlusconi, cubierto de escándalos y superviviente del “bunga bunga”, como de Beppe Grillo. A falta de partidos más presentables, los italianos han votado por aquellos que les parecían los menos nocivos, o dicho de otra manera, los menos comprometidos con la mortífera política de austeridad y los menos sumisos a las órdenes de Bruselas y a los dictados de Berlín. Estamos en presencia de una manera de protestar estructurada más que ante un simple voto “protesta”. El hecho de que el M5S haya vencido en ciertas ciudades en las últimas elecciones municipales tendría que haber alertado a los observadores.

Las consecuencias para la coalición de izquierdas que representa el Partido Democrático son importantes: la erosión de este partido en los últimos sondeos y posteriormente en los resultados, es particularmente importante. Con un 35% de los votos atribuidos a menos de un mes de las elecciones obtiene finalmente el 29,5%. El problema reside en la posición insostenible que adoptó: la de defender una “austeridad con rostro humano”. Los italianos han intuido que de rostro humano no habría casi nada y que solo quedaría la austeridad. Empero, esto plantea un temible problema a las fuerzas llamada “socialdemócratas” en la Europa del sur. Sus discursos ya no tienen ninguna credibilidad en el marco económico que es el de la zona Euro. Se trata o bien de adoptar un discurso tradicional de derechas o bien de romper con las quimeras de una Europa federal; no hay medias tintas posibles.

Llegamos pues al cuarto punto. Estas elecciones han supuesto, como ya se ha dicho, una sonora derrota de la tecnocracia. A este respecto, recordamos lo que se decía en una nota dedicada no solo a la cuestión del “orden democrático” sino también a la Dictadura y a la Tiranía.

“El orden democrático permite pensar las nuevas formas de la Tiranía (las agencias independientes) de darles un nombre preciso ( el BCE, la “troïka”, la devolución de los principios del Estado a la Unión Europea sin respeto por las reglas devolución) pero también mostrar lo que podrían ser otras vías que no condujeran a usurpaciones de soberanía. El orden democrático permite así refutar las ilusiones de una tecnificación de las opciones políticas y de volver a dar toda la importancia a la propia política. Nos permite pensar la Tiranía y en consecuencia la rebelión legítima”. »(Ici )

Es a una rebelión legítima a lo que hemos asistido en estas elecciones. Es conveniente tomar conciencia de ello.

Fuente: http://russeurope.hypotheses.org/936#

lunes, 11 de febrero de 2013

¿Alemania, tierra prometida?

 

 

Una de las colas del paro en España

 

Rafael Poch

La Vanguardia

En Alemania no falta mano de obra. Lo que falta es trabajo. Mucho menos que en la Europa del Sur, pero falta: por cada puesto laboral por cubrir, hay ocho parados registrados | El empleo de talentos extranjeros es, fundamentalmente, un recurso para mantener salarios bajos | Berlín lanza planes para atraer a jóvenes profesionales extranjeros, pero Alemania sigue siendo uno de los países de la OCDE menos atractivos para venir a trabajar, por el idioma pero también por los prejuicios culturales

¿Volverá a ser Alemania la tierra prometida que fue en los años sesenta y setenta para el paro estructural español? Leyendo la prensa y observando las colas que hay en España para aprender alemán, así se diría. En aquella lejana época, centenares de miles de campesinos extremeños, andaluces y gallegos acudieron a llenar los puestos de una expansiva industria alemana en pleno “milagro económico”. La Alemania de hoy no atraviesa ningún “milagro” sino que está entrando en recesión, pero necesita especialistas extranjeros, fundamentalmente para mantener la política de salarios bajos que junto con un euro bajo sostiene su competitividad exportadora.

Si de parte alemana este recurso cumple un objetivo claro, para la Europa del Sur azotada por el desempleo representa muy poco alivio. Solo 465.000 del total de los cotizantes a la seguridad social que hay en Alemania, un 1,3%, proceden de los cuatro países críticos del sur, Grecia, Portugal, Italia y España. En el último año esa cifra solo ha aumentado en 33.000 personas, señala el último informe de la Agencia Federal de Trabajo (BA). Españoles y griegos aportan el principal contingente pero son cifras insignificantes.

Lo que España necesita, y el gobierno de Mariano Rajoy viene reclamándole a Merkel en los últimos meses, es un plan de empleo europeo. La respuesta de la canciller ha sido inequívoca: “reflexionaremos si se puede tratar, pero hay que esperar un poco porque todavía no está en la agenda”, le dijo en el encuentro del día 4 en Berlín. A siete meses de sus elecciones generales, Merkel no tiene intención de meterse en cualquier cosa que suene a gasto alemán.

En ausencia de tal plan lo que hay sobre la mesa son migajas como el plan “MobiPro” aprobado por el Ministerio de Trabajo alemán, en vigor desde el uno de enero. Se dirige a fomentar la movilidad profesional de jóvenes europeos cualificados de 18 a 35 años y está dotado, hasta agosto de 2016, con 139 millones de euros en subvenciones para cursos de alemán, formación y gastos de viaje con posibilidad de empleo. En este pequeño plan los europeos del sur compiten con polacos, húngaros, checos, eslovacos, eslovenos y bálticos, que desde mayo de 2011 ya no tienen impedimentos legales para trabajar aquí.

“Alemania es una de las principales economías del mundo y a la larga esa posición solo la podemos mantener si nuestras empresas encuentran suficiente mano de obra calificada nacional y extranjera”, dice la ministra de trabajo, Ursula von der Leyen.

La Alemania de leyenda tiene poco gancho

“MobiPro” vende como reclamo “un país cosmopolita”, “divertido para vivir y trabajar” y “abierto a otras culturas”, sin embargo la realidad es que Alemania es muy poco atractiva. Su mercado atrae entre cinco y diez veces menos empleados cualificados de fuera de Europa que países como Dinamarca, Reino Unidos, Canadá o Australia y ocupa la cola de los 34 países de la OCDE, señala el último estudio de esta organización. Eso es sí pese a que el país es de los que menos obstáculos administrativos presenta a esa emigración, señala el estudio. Pese al buen nivel de sus universidades, los bajos costes y amplias posibilidades de trabajo durante los estudios y al acabarlos, muy pocos estudiantes extranjeros acuden a estudiar a Alemania, señala el informe. ¿Qué ocurre? Sin duda el idioma, pero no solo.

Alemania tiene un problema histórico de desagrado cultural hacia la diversidad que supone su emigración, mucho más agudo que países como Francia y Gran Bretaña. El 20% de su población, 16 millones de personas, son descendientes de emigrantes. De ellos, tres millones son turcos. Su situación es paradigmática. La mitad de ellos viven hace más de veinte años en el país y continúan muy separados del resto de la población. Es verdad que (aún) no hay en las ciudades alemanas guetos socialmente tan conflictivos como los del extrarradio parisino, pero ninguna población se mezcla menos con los emigrantes, como lo demuestra el dato de solo un 4% de matrimonios mixtos entre alemanes y ciudadanos de origen turco.

La palabra clave en la materia es “integración”. ¿Qué significa en Alemania? “Anulación de la propia identidad”, estima Nuria Barnolas, una catalana de 29 años que trabaja desde hace siete en el país. En muchos casos hablar correctamente alemán y el pasaporte no bastan para perderse entre la multitud nacional. Además hay que parecer alemán, no solo en la conducta y la mentalidad, sino en el físico. Apenas hay gente de aspecto foráneo en la tele y solo un 13% de los funcionarios tienen algún origen no alemán, frente al 20% en Francia o Reino Unido. Que el actual vicecanciller y ministro de economía, Phillipp Rösler, naciera en Vietnam es un problema. “Nuestra sociedad aún está lejos de aceptar su aspecto asiático“, reconoce el ministro de justicia de Hesse, Jörg Uwe Hahn.

“Un nombre y una fotografía de origen turco en una solicitud de empleo disminuye un 14% las posibilidades del postulante”, dice Dilek Kolat, la responsable de trabajo e integración en el Senado berlinés, ella misma de origen turco. Este desagrado refleja una xenofobia estructural que apenas evoluciona, indica año tras año la encuesta “Deutsche Zustände”. Un provinciano y retrógrado supremacismo que aún está muy arraigado en la sociedad, como indica la polémica nacional que creó hace dos años el libro del economista (socialdemócrata) Thilo Sarrazin, y su tesis de que Alemania se autodestruye con la emigración de musulmanes, cultural y genéticamente “peores”. La obra vendió millón y medio de ejemplares, como podía haber ocurrido hace treinta años.

Sobre este entramado, las experiencias son diversas. Entre los jóvenes profesionales españoles, Barnolas, con dos carreras, fluida en alemán y otra media docena de lenguas, y con una experiencia vital y laboral que va de Mali a California, pasando por Bulgaria, resume su medio ambiente laboral de project manager en una empresa de Munich como, “una lucha constante para afirmarse como persona y derribar la imagen que los otros construyen de ti”.

En España se idealiza la situación laboral en Alemania. “No hay conciencia de las dificultades que supone, lo mismo pasaba en Bulgaria, donde los búlgaros soñaban con emigrar a España o en Mali, donde se hablaba de Europa como tierra de grandes oportunidades”, explica Barnolas. Su consejo: emigrar es una inversión, se necesita un mínimo para vivir sin trabajo un tiempo, si se quiere un buen trabajo hay que hablar y escribir correctamente alemán, y hay que contar con los prejuicios y con la realidad: en Munich, una de las ciudades más prósperas, una de cada cinco personas vive por debajo del umbral de pobreza (menos del 60% del salario medio). En el sector precario el panorama tampoco es rosa.

Javier García, 28 años y ocho meses en Alemania, se deslomó cargando muebles en una empresa berlinesa de mudanzas con un contrato de minijob que en realidad era frecuentemente de jornada completa de siglo XIX, más de doce horas. Luego sirvió comida en un centro comercial a cinco euros la hora. El local cerró y sudó semanas para que su patrón le pagara el salario adeudado. Al final unas clases de español en una escuela de Francfort y la posibilidad de un alojamiento barato, le han decidido a cambiar de ciudad. “Creía que en el Oeste de Alemania había más oportunidades, pero no es muy diferente”, dice. No me quejo, la gente ha sido amable y a veces he visto buenas reacciones por ser español”, explica, pero para el precariado el mercado alemán “es una selva”.

Mito y realidad de la “falta de mano de obra”

¿Hay escasez de mano de obra en Alemania? A tenor de lo que afirman los medios de comunicación y asociaciones empresariales, Alemania sufre una aguda “falta de mano de obra” especialmente mano de obra cualificada, que crecerá en el futuro y que tiene que ver con el desarrollo demográfico. La Asociación de ingenieros VDI menciona por ejemplo un agujero de 72.000 ingenieros, en sanidad se habla de una demanda de varios miles de médicos, enfermeras y asistentes sociales. “Faltan miles de maquinistas ferroviarios y fontaneros”, informa Die Welt. Algunas empresas podrían hasta irse del país por ello, señala. La tesis suscita algunas preguntas.

Si eso es así ¿por qué hay miles de ingenieros alemanes bien formados que no encuentran trabajo?, ¿por qué más de tres mil médicos alemanes se han ido a trabajar a Suiza y Austria? ¿Hay realmente escasez de mano de obra en Alemania, un país con cuatro millones de parados reales (incluido un millón no contabilizado estadísticamente) y más de ocho millones de empleados en el sector precario o de salarios bajos, muchos de los cuales desearían regresar a los empleos mejor pagados y a tiempo completo de antes?

Si ese fuera el caso, el fenómeno se reflejaría en los salarios, cuya tendencia al aumento sería indicador claro de escasez, explica Karl Brenke, investigador del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW) una institución pública. Pero eso no ha ocurrido: los salarios de los especialistas apenas han aumentado en los últimos años.

¿Cómo explicar la presunta escasez de “miles de conductores de tren” cuando en ese sector se han registrado huelgas pidiendo un aumento salarial que simplemente compense la inflación? ¿Y qué decir del agujero de médicos cuando los que faltan se han ido a Suiza y Austria porque se les paga mejor? Si faltan asistentes y enfermeros para el cuidado de ancianos y enfermos, ¿tiene eso algo que ver con una situación salarial tan precaria que obliga a los profesionales del sector a practicar el pluriempleo o a complementar su exiguo sueldo con la ayuda social (Hartz IV)? Brenke califica de “problemática” la metodología de cálculo empleada por los estudios del IW de Colonia, próximo a la patronal, que defienden la presunta carencia de ingenieros.

“No se puede hablar de escasez de mano de obra cualificada”, dice Gustav Horn, director del instituto IMK, próximo a los sindicatos. Lo que ocurre es que encontrar a esos profesionales ya no es tan fácil como antes cuando había un mayor desempleo, explica este experto. “Muchas veces quien busca trabajo hoy es mayor, su calificación es diferente o quiere mejor sueldo y condiciones de trabajo”. En otras palabras: a las empresas les resulta más caro contratar. De ahí la idea de rellenar los agujeros existentes con mano de obra foránea.

La sospecha de que se está ante una campaña del poderoso lobby empresarial-industrial alemán, con fuerte influencia en los medios de comunicación, para mantener la presión en pro de salarios bajos en el país, se hace irresistible. A efectos de opinión pública el resultado es el siguiente mensaje: el problema económico del país no es la creciente precariedad socio-laboral, ni la desigualdad en aumento, ni el desempleo, sino la falta de mano de obra calificada. Brenke habla de “espejismo”.

Si eso parece ser cierto en términos generales, en algunas regiones y sectores específicos los llamados “cuellos de botella” profesionales no son inventos empresariales, sino realidades manifiestas. Es lo que ocurre, por ejemplo, en la región de Heilbronn-Franken de Baden Württemberg, en el suroeste del país, uno de los emporios industriales más prósperos y eficaces de Europa.

La cámara de industria y comercio local estima en 15.000 el agujero local de especialistas. “Hasta 2015 nos faltarán cada año 7800 especialistas técnicos y 2300 comerciales”, explica el portavoz de la cámara Detlef Schulz-Kuhnt. El año que viene faltarán 2300 universitarios, entre ellos 1700 ingenieros, dice.

Las dos tesis parecen ser correctas: la falta de mano de obra especializada es al mismo tiempo un mito empresarial y una realidad tangible en determinados sectores y regiones, a causa de necesidades muy específicas de la industria que son muy complicadas de cubrir o de la emigración de la juventud local por falta de universidades locales, el caso de Heilbronn-Franken. Lo que parece claro, en cualquier caso, es que este aparente “agujero” alemán es anecdótico como alivio del desempleo de la Europa del sur y del español en particular.

Fuente: http://www.lavanguardia.com/internacional/20130210/54365237285/alemania-tierra-prometida.html/facebook.com/LaVanguardia

lunes, 4 de febrero de 2013

La Segunda República y el proto-fascismo de Berlusconi




                MARIO MONTI                     ESTACIÓN DE MILAN

Dino Greco

La ha montado de nuevo, de nuevo ha abierto descaradamente su negro corazón para absolver a ese buen hombre que fue Mussolini y sus obras: Berlusconi ha provocado indignación, vergüenza, consternación y rechazo - y así sucesivamente y así otra vez - en casi todos los principales actores y comentaristas de la política nacional. Superándose, el Caimán ha vomitado sus indecentes palabras en el "Día de la Memoria", delante de la "vía 21" de la estación central de Milán, de la que salieron los vagones sellados hacia el matadero de
Auschwitz.
Así que por un día, tal vez por dos, el tema del Holocausto, asquerosamente manejado por el líder indiscutible e idolatrados de todo el PDL, estará de actualidad. Pero - no nos engañemos – se olvidará pronto, reabsorbido en el discurso político "normal" de este extraño país de memoria tan corta.
Lo más fácil parece ser liquidar las sentencias pronunciadas por Berlusconi calificándolas de "delirio revisionista". Y sin duda lo son. Pero, en retrospectiva, ninguna de las cosas que dijo son una novedad.
Que Mussolini nunca mató a nadie y que el campo de concentración donde fueron
encarcelados los antifascistas era un complejo veraniego, que el Duce hizo cosas buenas, que Italia no tiene la misma responsabilidad que Alemania y que se alió con ella para evitar chocar frontalmente con el país que parecía destinado a convertirse en el futuro dueño de Europa: todas estas diatribas aberrantes, entre pulsiones nostálgicas y negacionismo estilo Casa Pound, ya las habíamos escuchado. Excepto una. Aquella con la que Berlusconi ha intentado, como es su costumbre, distanciarse de sí mismo. "Mi historia entera, pasado y presente – ha
dicho - documentan mi condena de la dictadura fascista".
Bueno, tal vez es precisamente esto lo que merece una reflexión. Porque es toda la historia de Berlusconi, el pasado y el presente, la que es un hilo negro, muy oscuro, que une su "descenso al campo", su ascenso al poder y el nacimiento de la llamada Segunda República, marcada, desde el mismo momento de su creación, por la recuperación no solo de un fascismo purificado
en las aguas del Fiuggi, sino también de todas sus variantes más extremas y filo nazis, de todos sus arroyos y de todas sus franjas. El fascismo se restableció con plena legitimidad en la vida institucional del país.
Pero no se trata sólo de una cercanía peligrosa, blandida con oportunismo por Berlusconi para ampliar su base de apoyo electoral. De hecho, hay un fascismo sustancial, que Berlusconi ha cultivado personalmente como consustancial a sus convicciones más profundas, alimentado
por sus amistades personales y sus más cercanos socios políticos: basta pensar en esa mezcla de populismo xenófobo y secesionista regidos monárquicamente que ha sido y sigue
siendo la Liga Norte, basta pensar en esos actos concretos del gobierno, coherentemente dirigidos a debilitar el Parlamento (¿hay que recordar su impaciencia ante la libre dinámica democrática, por los obstáculos que causa a la labor de los poderes ejecutivo y la propuesta de
reducirla al mero voto de los líderes de los grupos parlamentarios?), si, basta pensar,  de nuevo,  en el ataque compulsivo contra todo el sistema constitucional y, en primer lugar, contra el derecho laboral.
El control y secuestro de gran parte de la prensa y de casi todos los canales de televisión, el uso sin prejuicios de la ley ad personam, ¿no representan una evolución hacia una forma de dominio integral de la vida política, en algunos aspectos todavía sin determinar, pero básicamente totalitaria?
Y el mismo origen inquietante del patrimonio económico del Caudillo, la base material sobre la que ha construido su reino, el intercambio de favores inconfesables y la inextricable maraña
subterránea con la que construyó su sistema de poder, ¿no son la representación plástica de un país cuya democracia ya ha colapsado y se encuentra en un riesgo irreversible de ensimismamiento?
Ahora bien, el hecho es que toda la parábola infeliz de nuestra vida pública, y la degeneración extrema del sistema de partidos a la que ha llegado, no encontró ninguna oposición seria en lo que ya no era, desde hace algún tiempo, el "arco constitucional "que dio origen al compromiso de la Resistencia. El hecho es que el núcleo duro de la política de la que ha sido responsable el
centro-derecha durante su larga ocupación del poder se ha incubado largamente y que la derrota de la izquierda en esos años ha sido sobre todo una rendición,  primero en el plano cultural y después en el político.
Esta rendición, la pérdida de la visión y la autonomía de la izquierda, ha sido la que ha permitido a Monti suceder a Berlusconi para llevarlo hasta sus últimas consecuencias - bajo los auspicios del BCE y con el consentimiento del Partido Demócrata - y archivar definitivamente la Constitución e instaurar una dominación de clase que se ejerce con desenvoltura mediante alianzas homologables.
Esto explica por qué, hace unos días, Mario Monti ha dicho que la alianza de su Centro con el PDL no se puede de ninguna manera considerar una blasfemia, siempre que se quite del medio (principalmente por razones estéticas) esa reliquia feudal que es Berlusconi . No se trata de una boutade de la campaña electoral y debe ser tomada en serio. El populismo reaccionario es
una variante de la dictadura del capitalismo financiero, que aunque tenga suspropios intereses, juega en el mismo campo.
La paradoja es que el Partido Demócrata, durante todo un año báculo leal de Monti, socio fiel de la demencial política neoliberal que a menudo ha reivindicado y exaltado, ahora se sienta traicionado por el hombre de la Trilateral. Quién, como es comprensible, ambiciona perseguir una estrategia que le ha valido el apoyo entusiasta del Partido Demócrata, que, por su parte,
había invertido todo su capital político no en la crítica del liberalismo, sino en el antiberlusconismo. Al Partido Demócrata no le cabe que protestar, gritar y exigir (en vano) a Monti que honre el pacto en el que se había inmolado tan generosamente. Pero la política, a pesar de
a veces parece avanzar en zig-zag, tiene su lógico y su propia geometría.
Si los demócratas han abrazado hasta ahora la línea dictada por la Unión Europea, hasta el punto de descartar  - hace apenas un año –  el recurso a las urnas, que probablemente le hubieran dado la victoria, ¿por qué deberían renegar de una orientación de la que eran el intérprete más servil y montar ahora un escándalo? Y ¿en que discontinuidad política puede apoyarse su propuesta electoral cuando el Partido Demócrata en la última parte de la legislatura lo aprobó literalmente todo, la liquidación del artículo 18 y la abolición de las pensiones de ancianidad, la reforma que acabó con las redes de protección social y la introducción del IMU, hasta la constitucionalización del equilibrio fiscal presupuestario? Ahora
también guarda silencio sobre el Gran Timonel, el inquilino del Quirinal, ese Giorgio Napolitano que ha sido el inventor y mentor de Monti.
Hoy, con la única excepción de la Revolución civil, toda la confrontación política, al abrigo de nieblas, diversiones, de las trifulcas mediáticas en las que es difícil discernir el objetivo, tiene lugar en un estrecho recinto programático. Porque los candidatos que se enfrentan, Monti y Bersani, proponen, en definitiva, políticas cuyas diferencias se reducen a pequeñas "variaciones sobre el mismo tema", inscritas en un mismo proyecto social.
Porque ni el uno ni el otro pueden deshacerse para siempre del Caimán, que siempre encontrará en la desertificación de la democracia y en los pastos verdes de los poderes fácticos donde abrevar.


El    juego    de    sombras    fascista    de    Berlusconi   

Dino Greco, sindicalista, escritor y periodista italiano, ha sido presidente de la Cámara del Trabajo de Brescia y
actualmente es director del periódico Liberazione, editado por el Partito Della Rifondazione Comunista.
Traducción para www.sinpermiso.info: Gustavo Buster

             http://www.liberazione.it/login?ReturnUrl=%2fnews-file%2fLa-Seconda-repubblica-e-il-proto-fascismo-di-Berlusconi.htm

Nuestra solución para Europa

 
Alexis Tsipras · · · · ·
04/02/13
 

SÍSIFO DE CORINTO
 
 



Febrero de 1953. La República Federal de Alemania (RFA) se hunde bajo el peso de las deudas y amenaza con arrastrar al conjunto de los países europeos en la tormenta. Preocupados por su propia salud, sus acreedores –Grecia, entre ellos— toman nota de un fenómeno que sólo a los liberales ha soprendido: la política de "devaluación interna", es decir, de reducción de los salarios, no garantiza la devolución de las deudas. Todo lo contrario. Reunidos en Londres y en el curso de una cumbre excepcional, 21 países deciden revisar sus exigencias para ajustarlas a las capacidades reales de su socio en punto a honrar sus obligaciones. Resuelven amputar el 60% de la deuda nominal acumulada por la RFA y le conceden una moratoria de cinco años )1953-1958), así como un aplazamiento de treinta años para su reembolso. Instituyen asimismo una "cláusula de desarrollo", por la que se autoriza al país a no consagrar a servicio de la deuda más de una vigésima parte de sus ingresos de exportación. Europa hace ahora lo contrario de lo dispuesto por el Tratado de Versalles (1919), sentando así las bases del desarrollo de la Alemania Occidental de postguerra.
Y esa es exactamente la propuesta que hace ahora la Coalición de la Izquierda Radical Griega (Syriza): proceder a redropelo de los pequeños tratados de Versalles que imponen la Canciller alemana Angela Merkel y su ministro de finanzas Wolfgang Schäuble a los países europeos endeudados e inspirarnos en uno de los más clarividentes momentos que haya conocido la Europa de postguerra.
Los programas de "rescate" de los países de la Europa meridional han fracasado, generando unos pozos sin fondo que supuestamente tendrían que llenar los contribuyentes. Nunca ha urgido tanto llegar a una solución global, colectiva y definitiva del problema de la deuda. Y no se entendería que se escamoteara objetivo así sólo para garantizar la reelección de la Canciller alemana.
En estas condiciones, la idea avanzada por Syriza de una conferencia europea sobre la deuda, conforme al modelo de la Conferencia de Londres sobre la deuda alemana en 1953, representa, a nuestro entender, la única solución realista y beneficiosa para todos: una respuesta global a la crisis del crédito y a la constatación del fracaso de las políticas puestas por obra en Europa.
He aquí, pues, lo que exigimos para Grecia:
- Una reducción significativa del valor nominal de su deuda pública acumulada.
- Una moratoria sobre el servicio de la deuda, a fin de que las sumas conservadas vayan vinculadas a la recuperación de su economía.
La instauración de una "cláusula de desarrollo", a fin de que el pago de la deuda no mate el germen mismo de la recuperación económica.
- La recapitalización de los bancos, sin que las sumas en cuestión entren en la contabilidad de la deuda pública del país.
Esas medidas deberán ir ligadas a reformas orientadas a una más justas distribución de las riquezas. Poner fin a la crisis implica, en efecto, romper con el pasado que la ha incubado: poner por obra la justicia social, la igualdad de derechos, la transparencia política y fiscal; en una palabra, la democracia.
Un proyecto así resultará impracticable sin el concurso de un partido independiente de la oligarquía financiera, ese puñado de jefes de empresa que han tomado como rehén al Estado, de armadores navieros solidarios entre sí y –todavía en 2013— exentos de impuestos, de patrones de grupos mediáticos y de banqueros ubicuos (y en bancarrota), todos ellos responsables de la crisis y del esforzados mantenedores del statu quo.
El informe anual para 2012 de la organización no-gubernamental (ONG) Transparency International coloca a Grecia como el país más corrupto de Europa.
La propuesta más arriba esbozada constituye, en nuestra opinión, la única solución, a no ser que lo que se quiera es el crecimiento exponencial de la deuda pública en Europa, la media de la cual rebasa ya el 90% del PIB.
Lo que nos hace optimistas: nuestro proyecto no podrá rechazarse, pues la crisis toca ya al núcleo duro de la zona euro.
La dilación no trae consigo sino el crecimiento del coste económico y social de la situación actual, no sólo para Grecia, sino también para Alemania y para el resto de los países que han adoptado la moneda única.
Durante doce años, la zona euro –inspirada en los dogmas liberales— ha funcionado como una simple unión monetaria, sin equivalente político y social.
Los déficits comerciales de los países del Sur constituían la imagen especular de los excedentes registrados en el Norte.
La moneda única, por lo demás, ha servido a Alemania para "enfriar" su economía tras la costosa reunificación de 1990.
Pero la crisis de la deuda ha trastornado ese equilibrio. Berlín ha reaccionado exportando su receta de austeridad, lo que ha traído consigo el agravamiento de la polarización social en el seno de los Estados meridionales y las tensiones económicas en el corazón de la zona euro.
Aparece ahora un eje Norte-acreedor/Sur-deudor, nueva división del trabajo orquestada por los países más ricos.
El Sur se especializará en los productos y los servicios con fuerte demanda de mano de obra con bajos salarios; el Norte, en una carrera hacia la calidad y la innovación, con salarios más elevados (para algunos).
La propuesta del señor Hans-Peter Keitel, presidente de la Federación Alemana de la Industria (BDI), en una entrevista concedida al Spiegel y consistente en transformar a Grecia en una "zona económica especial" [1] revela a las claras el verdadero objetivo memorándum [2].
Las medidas previstas por ese texto, y que se extienden al menos hasta 2020, se saldan con un sonoro fracaso que ya reconoce hasta el FMI.
Sin embargo, para quienes las concibieron, el acuerdo tendría la ventaja de imponer una tutela económica a Grecia, convertida así en una colonia financiera de la zona euro.
La anulación de esas medidas constituye, así pues, el prólogo a cualquier posible salida de la crisis: lo mortal es el medicamento, no la dosis, como algunos se avilantan a sugerir.
Por otra parte, habrá que preguntarse por las demás causas de la crisis financiera en Grecia. Las que traen consigo el despilfarro del dinero público no han cambiado: el coste por kilómetro de construcción de carreteras es el más alto de Europa, por ejemplo. Otro ejemplo: la privatización de las autopistas a modo de "prepago" de nuevos ejes…, cuya construcción ha sido interrumpida.
El alcance de las desigualdades no puede reducirse a efecto lateral de la crisis financiera en Grecia. El sistema fiscal griego refleja la relación clientelar que une a las elites del país. Como si de una escurridera se tratara, está rebosante de excepciones y de derechos de pase cortados a la medida del cártel oligárquico. El pacto informal que, tras la dictadura, actúa a modo de soldadura entre la patronal y la hidra bicéfala del bipartidismo –Nueva Democracia y PASOK—, garantiza su mantenimiento.
Es una de las razones de que el Estado renuncie hoy a obtener los recursos necesarios por la vía de los impuestos: prefieren la continua reducción de los salarios y de las pensiones.
Pero el establishment, que ha sobrevivido por my poco a las elecciones del pasado 17 de junio [3] por la vía de sembrar el miedo en torno a una posible salida de Grecia de la zona euro, vive con la asistencia respiratoria de un segundo pulmón artificial: la corrupción.
La difícil tarea consistente en quebrar la colusión entre los medios políticos y económicos –un asunto que no compete sino a los propios griegos— constituirá una de las prioridades de un gobierno popular dirigido por Syriza.
Exigimos, pues, una moratoria sobre el servicio de la deuda para cambiar Grecia.
A falta de eso, cualquier nueva tentativa de saneamiento financiero nos convertirá en Sísifos condenados de antemano al fracaso. Y esta vez, el drama no afectará sólo a la antigua ciudad de Corintio, sino al conjunto de Europa.
Alexis Tsipras es el principal dirigente de Syriza-Frente Social Unido
Traducción para www.sinpermiso.info: Ventureta Vinyavella










































viernes, 1 de febrero de 2013

El Tribunal de la UE sanciona a España por irregularidades en el AVE

 

Las irregularidades se cometieron en varios tramos de la línea de AVE Madrid-Zaragoza-Barcelona-Frontera francesa

Economía | 31/01/2013 - 11:34h

El Tribunal de la UE sanciona a España por irregularidades en el AVE

Irregularidades en adjudicación de obras del AVE Bruselas (EFE).- El Tribunal General de la UE confirmó hoy las sanciones por un total de 33,6 millones de euros impuestas por la Comisión Europea (CE) a España por irregularidades en los contratos públicos adjudicados para la construcción de nuevas líneas del AVE entre Madrid y la frontera francesa, y en Levante.

En dos sentencias hechas públicas hoy, la Corte de Luxemburgo rechazó los recursos presentados por Madrid contra dos decisiones de la CE, en 2010 y 2011, que aplicaban una reducción de los fondos de cohesión asignados a España por incumplir la normativa europea de contratación pública en varias infraestructuras ferroviarias.

Las irregularidades se cometieron en varios tramos de la línea de AVE Madrid-Zaragoza-Barcelona-Frontera francesa, así como en el subtramo La Gineta-Albacete perteneciente al nuevo acceso ferroviario de Alta Velocidad hacia Levante, indicaron fuentes judiciales.

El caso se remonta a diciembre de 2010, cuando la CE decidió reducir en 2,3 millones de euros la asignación del fondo de cohesión inicialmente acordada a España para financiar la construcción de cuatro fases de proyecto de determinados tramos de las líneas de AVE Madrid-Zaragoza- Barcelona-Frontera francesa y Lérida-Martorell.

En febrero de 2011, la Comisión decidió aplicar otra "corrección financiera" de 31,3 millones sobre las ayudas otorgadas a cinco proyectos de ejecución correspondientes al suministro y montaje de materiales en las mismas líneas, así como en el subtramo La Gineta-Albacete, integrado en el nuevo acceso ferroviario de Alta Velocidad a Levante.

En ambos casos, la CE aplicó una "corrección financiera" al entender que en las fases en cuestión se produjeron irregularidades al aplicar la legislación europea de contratación pública, señalaron las mismas fuentes.

Según el Ejecutivo comunitario, la administración española realizó modificaciones de los concursos otorgados y atribuyó los contratos directamente sin publicación previa a las entidades adjudicatarias del concurso inicial.

El Ejecutivo español presentó dos recursos ante el Tribunal General de la UE solicitando la anulación de estas decisiones o la reducción del importe de las sanciones.

Madrid argumentó que había recurrido al procedimiento de adjudicación sin convocatoria de licitación previa, permitido por la normativa comunitaria en casos de obras públicas adicionales no incluidas en un contrato principal, que por circunstancias imprevistas sean necesarias para completar el proyecto inicial.

El Tribunal General desestimó este argumento al considerar que España no ha podido demostrar que la condición de imprevisibilidad se aplicase a ninguno de los casos, se detalla en la primera de las sentencias de hoy.

Entre otras alegaciones, el Gobierno español achacó las modificaciones sobre los proyectos iniciales al cambio de los Planes Generales de Ordenación Urbanística (PGOUs) realizados por distintos municipios.

El Tribunal ha recordado que la entidad adjudicadora es responsable de obtener un consenso previo sobre las soluciones proyectadas con los municipios afectados.

España, sin embargo, "no ha demostrado la existencia de concertación alguna" entre el Estado central y los municipios afectados antes de la publicación del anuncio de licitación, dice el Tribunal en la segunda sentencia.

Por ello, el Tribunal General ha desestimado todos los argumentos presentados por España, ha rechazado ambos recursos y le ha condenado a pagar las costas del proceso.

La Vanguardia/Economía | 31/01/2013